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Reportaje:

Lecciones de cine

En 'La maquinaria de Hollywood' (Canal +), la BBC investiga la trastienda de las superproducciones americanas

Gregorio Belinchón

Nunca tientes las mandíbulas de un gran estudio de Hollywood ni te interpongas en su avance hacia un éxito comercial. Y, sobre todo, nunca digas no a una megaestrella de cine. Son tres reglas a aprender por los espectadores de La maquinaria de Hollywood, un documental de la BBC de tres capítulos (el primero se estrena hoy en Canal +, 19.00) que desmenuza cómo se las tienen en ese barrio de Los Ángeles, la casa de la industria más rentable de EE UU: la cinematográfica. La BBC bucea, con multitud de testimonios de guionistas, periodistas, directores, ejecutivos y productores agraviados, en el proceso de creación de un filme taquillero. La primera entrega se centra en los problemas que complican un rodaje: desde cómo los jefes (por ejemplo, Harvey y Bob Weinstein) de un gran estudio (Miramax) creen que un director (el veterano Wes Craven) está haciendo -literalmente- 'una mierda' con un guión fantástico (Scream) y piden su cabeza a la semana de iniciarse el filme; hasta el poder de una estrella (Russell Crowe) para cambiar páginas y páginas de un guión (Gladiador) y, finalmente, contratar otro guionista y sacar de quicio a su realizador (Ridley Scott). Por primera vez, el televidente asiste a testimonios y no a una sarta de rumores; nombres poderosos como Bill Mechanic (el presidente de la Twenty Century Fox en sus años dorados: desde 1995 a 2000) explican sus tormentosas relaciones con directores (Mechanic se las tuvo con James Cameron por Titanic; su vida se complicó cuando Eddy Murphy fue descubierto con una prostituta transexual en su coche justo antes del extreno de Dr. Dolittle y casi fue despedido por su patrón, Rupert Murdoch, cuando la taquilla no respaldó a la polémica El club de la lucha).

La segunda entrega (sábado 14) muestra cómo arranca un filme. Algunas historias rozan el delirio, caso de la génesis de American beauty. El guionista Alan Ball vendió su libreto a Dreamworks: se cruzó con Steven Spielberg, cabeza de este estudio, en el aparcamiento de la empresa. Finalmente, el sábado 21, la taquilla, el ogro para los ejecutivos de Hollywood. Prensa comprada con viajes, aireamiento de relaciones sentimentales entre intérpretes, remontaje de películas tras pases con público previos a su estreno o intento de corromper a gurús de Internet. La maquinaria de Hollywood facilita multitud de anécdotas y cotorreos con los que adornar la cinefilia.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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