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INVESTIGACIÓN

Unos terneros transgénicos producen anticuerpos humanos

Una empresa de EE UU ha creado terneros capaces de producir anticuerpos humanos. Su objetivo es criar vacas que se conviertan en fábricas de producción de proteínas específicas para tratar enfermedades graves que van desde las picaduras de serpiente o el botulismo hasta la viruela o el ántrax. Para llegar a ello se han de superar todavía numerosas dificultades técnicas.

De momento, el logro científico es notable. Un grupo de investigadores de la empresa Hematech y de diversas universidades ha sido capaz de crear cuatro terneros que incorporan en sus células todo un nuevo cromosoma, que incluye los dos grandes genes de la inmunoglobulina humana, un componente básico del sistema inmunitario. Los nuevos animales, por tanto, no sólo son transgénicos, sino también transcromosómicos, según el término utilizado por sus creadores en el artículo publicado ayer en la revista Nature Biotechnology.

Los macrogenes de la inmunoglobulina son capaces de producir anticuerpos específicos contra infecciones que atacan por primera vez un ser humano concreto, gracias a su capacidad de combinar de muy diversas manera el material genético. Hasta ahora, el principal suministro de inmunoglobulinas es de donantes humanos, muy limitado porque no se puede infectar a personas con peligrosos antígenos para producir los anticuerpos.

Laboratorios vivientes

Los terneros humanizados están llamados a superar esa dificultad, aunque antes de convertirse en laboratorios vivientes los investigadores deberán ser capaces de purificar los anticuerpos humanos de los anticuerpos propios de la vaca y de asegurar que están libres de virus.

En el artículo publicado en Nature Biotechnology, los científicos dan cuenta de cuatro terneros que 'siguen vivos y saludables', mientras que James Robl, director de la investigación, eleva la cifra a una veintena en declaraciones a la agencia Reuters. Hasta lograr su nacimiento y su supervivencia se han tenido que efectuar centenares de intentos.

El proceso ha sido complejo: primero tuvieron que crear el nuevo cromosoma; luego transferirlo a células de fetos bovinos y, por último, efectuar clonaciones transfiriendo a óvulos de vaca núcleos de las células que habían aceptado bien el nuevo cromosoma. Los clones fueron introducidos en el útero de madres de alquiler hasta su nacimiento. De 672 intentos de clonación, seis dieron lugar al nacimiento de terneros, dos de los cuales murieron antes de cumplir 48 horas.

Los investigadores aseguran en su artículo que los terneros supervivientes han incorporado el nuevo cromosoma en la mayor parte de sus células (entre el 78% y el 100%) y que proteínas de inmunoglobulina humana han sido detectadas en su sangre, aunque en pequeñas cantidades.

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