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Crítica:VERANOS DE LA VILLA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El hombre del sombrero

Conviene recordarlo: suyas eran la voz y la guitarra del Chan chan de Buena Vista Social Club. Será guajiro, pero no tonto, y pronuncia el nombre mágico que abre el cuarto de los dineros. Le cantó al Cuarto de Tula y el célebre son de Compay Segundo que suena lo más parecido posible al disco y la película. Hizo números de sus tres últimos discos y contó con un espectador ilustre: Maracaibo, hoy en Vieja Trova Santiaguera, y autor del Maracaibo oriental grabado por Beny Moré. El Cuarteto Patria de blanco impoluto y él, de negro, con uno de sus inseparables sombreros de vaquero. Eliades Ochoa tiene un sexto sentido -o quizá sea su mujer, Grisel Sande, que bucea en el inabarcable repertorio tradicional cubano- para descubrir canciones con gancho comercial. Hace tres años fue Píntate los labios, María, y ahora, Estoy como nunca, que le viene pintada a un Eliades al que ciertos abusos han tenido contra las cuerdas. No está como nunca, y se le notó más contenido. Aun así, sigue siendo un músico valioso. El que canta y toca El carretero como nadie y le da un sabor especial al Saludo compay.

Eliades Ochoa (voz, guitarra)

Humberto Ochoa (segunda guitarra, coros), Eglis Ochoa (clave, maracas, coros), William Calderón (contrabajo, coros), Roberto Torres (percusión, coros) y Aníbal Ávila (trompeta, coros). La Riviera. Madrid, 22 de julio.

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