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El Gobierno concluye el enterramiento de los suelos contaminados con lindane iniciado en 1996

El depósito de Barakaldo, la tercera instalación ejecutada, quedará sellado en dos meses

El Gobierno vasco finalizó ayer el traslado de tierras contaminadas al depósito de lindane de Barakaldo, la principal de las tres infraestructuras realizadas para neutralizar este problema ambiental y con la que se cierran las actuaciones iniciadas hace seis años. El último de los 29.500 camiones utilizados para llevar los suelos tóxicos llegó ayer al depósito, que quedará sellado en septiembre. Durante el último año se han transportado 412.000 metros cúbicos de tierras contaminadas procedentes de 26 focos de diez municipios de la Margen Izquierda.

A las 11.40 horas el último camión descargó tierras con desechos tóxicos procedentes de un vertedero de Barakaldo. Aunque inicialmente se contemplaba la limpieza de 13 focos del área de la Margen Izquierda y fundamentalmente de residuos de lindane, las autoridades han ampliado su actuación. Finalmente han sido 26 emplazamientos descontaminados (13 en Barakaldo y el resto en otros nueve municipios de la Margen Izquierda, junto a Galdames, Lemoa y Carranza) y el 45% de los suelos tóxicos (casi 200.000 metros cúbicos) contenían residuos de lindane. A ellos se han añadido fundamentalmente escorias de acería (un 10% y 43.000 metros cúbicos), arcillas y gravas (un 9,8% y 40.000 metros cúbicos), arenas de fundición (8,8% y 36.000 metros cúbicos) y residuos inertes (8% y 33.000 metros cúbicos), según los datos aportados ayer por el Departamento de Medio Ambiente.

Los trabajos se han desarrollado durante más de dos años y medio. El proyecto incluye el acondicionamiento de un vertedero de residuos urbanos situado al lado del depósito, que pese a ser competencia de la Diputación, fue incluido en el proyecto de la celda de lindane y asumido por el Gobierno. Los trabajos propios del depósito se han desarrollado desde el verano de 2000 y hace un año se inició el traslado de tierras contaminadas de un foco ubicado en Portugalete.

La inclusión de nuevos focos ha elevado también los 300.000 metros cúbicos previstos hasta los 420.000, aunque al compactarse ocupan 340.000 metros cúbicos en la celda, en torno a la capacidad límite de la instalación.

El consejero de Medio Ambiente, Sabin Intxaurraga, asistió ayer al traslado del último camión y al desarrollo de las labores de sellado del depósito, ya iniciadas. La celda ha rellenado una vaguada hasta una cota cercana a los 82 metros de altura y los residuos tóxicos están enterrados bajo ocho capas de tierras vegetales, drenaje, materiales de aislamiento y mallas contra la erosión.

Medio Ambiente calcula que los lixiviados (el agua filtrada por los residuos) desaparecerán en un año al estar impermeabilizado el depósito. Intxaurraga destacó ayer las 'estrictas medidas de seguridad' durante los trabajos, en los que han participado 200 personas y se han movido más de 270.000 metros cúbicos de rocas y tierras. El coste de la celda de lindane ha ascendido a 36 millones de euros, de los que el 80% ha sido financiado a través de los fondos de cohesión europeos.

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Plan cuestionado

La primera infraestructura contra el lindane ejecutada fue la celda del aeropuerto de Bilbao, concluida en 1998 y muy similar a la instalación de Barakaldo. La diferencia es que alberga la tercera parte de suelos contaminados, 108.000 metros cúbicos. Su coste alcanzó casi 7,2 millones de euros.

La segunda instalación fue la planta de lindane puro de Barakaldo, ubicada en una de las dos fábricas que generó los residuos de este pesticida entre 1947 y 1987. Sus trabajos finalizaron a finales del pasado año y eliminó 4.000 toneladas de desechos de lindane en estado puro. Esta infraestructura, que estuvo funcionando dos años, fue demolida para enterrarla en el depósito de Barakaldo. Su coste fue de 12,5 millones de euros.

Intxaurraga se congratuló ayer de la conclusión del proyecto de descontaminación del lindane iniciado en 1996. Este plan ha sido cuestionado por grupos ecologistas como Lur Maitea al considerar que atiende 'a especulaciones urbanísticas y económicas obviando cualquier criterio medioambiental'.

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