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Un hospital de Tenerife implanta una aorta de cerdo a un enfermo de aneurisma

El Servicio de Cirugía Cardiaca de Hospiten Rambla (un centro médico quirúrgico privado de Santa Cruz de Tenerife) sustituyó el pasado 29 de mayo la válvula aórtica y aorta ascendente del corazón de un hombre de 72 años por una prótesis porcina de tejido muerto fabricada en Escocia. La intervención también obligó a la reconstrucción de la salida del ventrículo izquierdo, al no poseer ninguna estructura adicional que facilitara su fijación al corazón.

El paciente, derivado de la Seguridad Social y natural de la isla canaria de La Palma, presentaba un aneurisma de aorta ascendente e insuficiencia de la válvula aórtica. Su cuadro clínico también incluía insuficiencia en tres arterias coronarias. La intervención duró cuatro horas a corazón abierto y el paciente fue dado de alta de la UCI a las 24 horas de la intervención. A los siete días hacía su vida normal de agricultor con un simple tratamiento de aspirina.

La intervención, pionera en España, fue dada a conocer ayer por Rafael Llorens, jefe del Servicio de Cirugía Cardíaca de Hospiten Rambla, que estuvo al frente de un equipo de doce personas. Hasta ahora, los pacientes mayores de 65 años con aneurisma de aorta y afectación de la válvula aórtica, sólo podían someterse a la implantación de un injerto sintético con prótesis mecánica, que obligaba al paciente a tratarse con anticoagulantes durante el resto de su vida. La prótesis implantada consiste en la raíz de aorta de un cerdo, que incluye la válvula aórtica, el origen de las coronarias y la aorta ascendente

Intervenciones similares efectuadas en el Reino Unido, Alemania e Italia durante los dos últimos años han demostrado un funcionamiento de esta válvula superior a las mecánicas. Rafael Llorens aventuró que en los dos próximos años podría haber en España unos cien pacientes susceptibles de ser sometidos a implantes de este nuevo material.

Sólo uno de cada diez cerdos sacrificados aporta una válvula que cumple con las características médicas exigidas para estas intervenciones, explicó Llorens. En la actualidad, Hospiten cuenta con un depósito de cinco válvulas más de 19 a 27 milímetros de diámetro, para futuras intervenciones. Están conservadas a temperatura ambiente en una solución de glutaraldehido para neutralizar todas las posibilidades de rechazo. Hasta el momento se desconoce el tiempo de desgaste de estas válvulas, dado que su uso sólo ha sido autorizado en Europa hace dos años. En EEUU aún no se ha concedido autorización para su injerto, por lo que allí sólo queda la alternativa de implantar válvulas mecánicas.

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