La 'indigna'
Hay políticos(as) que no saben qué hacer para salirse del tiesto y tratar de emular a quienes caminan al borde del insulto y la descalificación. Hay profesionales de la política que sólo destacan por su lengua viperina. De la cuadra que Celia Villalobos llevó al Ayuntamiento malagueño hay algunas personas que, en todos estos años, sólo han sido cuota o, como se dice entre los críticos del PP andaluz, pertenecen a la larga lista de los que se llevan el 'manso' de las quinientas mil pesetas mensuales. Y con eso han cumplido.
Una de ellas es Mariví Romero, la rubia del PP, de sonrisa fácil, dedicada un tiempo a imitar, políticamente, a Celia Villalobos y que ahora, como no podía ser de otra manera, bebe los vientos, políticamente, por Joaquín Ramírez, el presidente del PP malagueño. Pues esta señora, de amplio y apretado currículo, que no tuvo que hinchar como hiciera alguna correligionaria suya, se descolgó descalificando a la ganadora de las primarias socialistas, Marisa Bustinduy, como 'indigna' para ocupar la alcaldía de la 'quinta ciudad de España'. Cuando se dio cuenta de la majadería que había salido de su piquito de oro, quiso recoger velas, con matizaciones en las que se desdecía. Ya no es una 'indigna', sino que no tiene bagaje político. O sea, que no vale, que es un topo y el candidato del PP se la llevará de calle. Si Mariví Romero va a ser la marcadora de Marisa Bustinduy, ésta lo tendrá más fácil. La candidata socialista a la alcaldía malagueña se va a encontrar con una campaña indirecta que a buen seguro la beneficiará.
Con dignidad, altura y responsabilidad, el hasta ahora portavoz de los socialistas malagueños en el Ayuntamiento, Francisco Oliva, no se retira de la política. Durante tres años, y sin el apoyo de su partido, ejerció una oposición seria y con rigor. Oliva verá ahora la corrida desde otra barrera, pero como todo político de casta, seguirá en primera fila. Los socialistas no deben estar por despilfarrar experiencias enriquecedoras. Marisa Bustinduy tiene la oportunidad de recuperar al equipo de Francisco Oliva y aprovechar la larga experiencia de un político que, desde principios de los años setenta, lo dio todo por su partido y en las responsabilidades que tuvo. Punto y seguido.