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Reportaje:Raíces

Cernuda, el poeta que enseña

Cortines, presidente de la comisión del centenario del autor de 'Ocnos', explica las claves de su influencia

Como el más moderno y con más repercusión de los poetas de la Generación del 27, más incluso que Federico García Lorca, describe a Luis Cernuda (Sevilla, 1902-México, 1963) Jacobo Cortines, profesor de Literatura de la Universidad de Sevilla y presidente de la comisión nacional que organiza los actos del centenario del autor de La realidad y el deseo. Cortines cita a otro poeta cernudiano, Jaime Gil de Biedma: 'Cernuda no influye, enseña'. 'El valor de Cernuda no es que lo imiten, sino que enseña a cada cual a ser el poeta que es. Es la influencia más rica. Al despojar a la poesía de ropaje en su búsqueda de la densidad expresiva, con un lenguaje esencial, enseña a a encontrar la propia voz, al autoconocimiento. Su influencia en las siguientes generaciones es aún mayor que la de Lorca, porque la de éste, que es irrepetible, llega a la imitación', sostiene Cortines, que ayer presentó en la Casa del Libro de Sevilla el número doble de la revista turolense Turia, dedicada al autor de Ocnos.

Una revista que en sus páginas centrales -45 folios agrupados bajo el título Cartapacio- aborda aspectos muy diferentes de la vida y obra del poeta, desde su relación con la poesía española contemporánea a su indiscutible modernidad, su siempre conflictiva y contradictoria relación con su ciudad natal, su afición al cine, su vinculación con el surrealismo y su eco en poetas de sucesivas generaciones. Un especial con artículos de José-Carlos Mainer, Luis Antonio de Villena, Rogelio Reyes, Rafael Utrera, Manuel Ángel Vázquez Medel y María Victoria Utrera.

'Octavio Paz acertó al decir que Cernuda fue el único de la Generación del 27 que comprendió e hizo suya la significación del surrealismo como movimiento de liberación no del verso sino de la conciencia', comenta Cortines. Varias circunstancias, según el texto de Vázquez Medel, potencian el encuentro de Cernuda con la estética surrealista, que pueden resumirse en 'su búsqueda de libertad tras la muerte de su madre, en 1928, y el abandono de su ciudad natal, el descubrimiento del amor y la experiencia del desengaño, la aceptación de su homosexualidad'.

'Cernuda descubre el espíritu moderno a través del surrealismo', escribió Octavio Paz. 'Sus dos obras surrealistas, Un río, un amor y Los placeres prohibidos tienen un trasfondo neorromántico de decepción amorosa', comenta Cortines. Cernuda vislumbró en A un poeta futuro que sería recordado por los poetas venideros. Así fue. 'Lo importante de su obra es que no fue unidireccional'. De ahí su influencia, que llega al grupo Cántico, la generación de los 50 (José Ángel Valente, Gil de Biedma, Francisco Brines...), Juan Luis Panero y los autores de la llamada poesía de la experiencia. 'Cernuda tuvo un sentido muy claro de su misión: el sacrificio del hombre en favor del poeta. Renuncia a muchas cosas en su vida por su obra', dice Cortines, que considera que el homenaje del centenario, 'si no se manipula ni se folcloriza', favorece el conocimiento y la difusión de un poeta 'con una obra difícil y compleja'. Un homenaje que, aparte de reediciones de sus obras completas, antologías y seminarios, contará con dos exposiciones y un ciclo sobre Cernuda y el cine. Los actos en su memoria se suceden y no sólo en Sevilla. La Hispalense inauguró el lunes un taller de análisis poético dedicado a Cernuda, en el que participó ayer Luis García Montero y al que también están invitados poetas y especialistas como Francisco Castaño, Jorge Urrutia, Jenaro Talens, Antonio Carvajal y el propio Cortines, que irán desgranando las claves de la creación poética.

El Centro Cultural de la Generación del 27 de Málaga organiza hoy la conferencia del hispanista Nigel Dennis, centrada en los años de la República, como preámbulo a las celebraciones del año Cernuda. 'En el 31, Cernuda consigue, gracias a Salinas, un puesto en el Patronato de las Misiones encargado del establecimiento de bibliotecas por todo el país. Más tarde, por la amistad que le une al pintor Ramón Gaya, participa en el Museo Circulante de las Misiones Pedagógicas. Se trataba de un grupo de amigos intelectuales que llevaban a los pueblos perdidos de España copias de los cuadros de Velázquez, Goya o Zurbarán del Museo del Prado con el objetivo de acercar la pintura a los ciudadanos más aislados', añade Dennis. Entre los años 32 y 35, el poeta hace excursiones constantes a decenas de pueblos. En estos viajes aprovecha para oxigenarse, descansar y escribir. En 1936 se marchará a París y comenzará un exilio que termina en México, donde muere.

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