Cinc d'Oros abandona
Ayer fue un día triste en Barcelona. Nuestra particular biblioteca de Alejandría, la librería en la que compramos todos los libros prohibidos en España, por la que nos enteramos de todo lo que se cocía fuera, en la que a tantas charlas clandestinas asistimos, en la que escuchamos palabras inolvidables de José María Valverde, en la que nos reunimos con Alexandre Cirici, en la que vimos comprar libros rojos a Antoni Tàpies, en la que hablamos de Mayo del 68, del Sáhara o de Puig Antich, la librería que destrozaron 'los grupos incontrolados' del franquismo, la que recibió un bombazo de los guerrilleros de Cristo Rey, cierra.
Cinc d'Oros tira la toalla. No puede más con la competencia de las grandes superficies, no puede más con la competencia de las grandes cadenas de librerías, no puede más con la Ley de Arrendamientos Urbanos, no puede más con las modas. El mercado se la ha cargado. Han sido 33 años al pie del cañón y con ella se va buena parte de nuestra memoria. Para los que tenemos más de 40 años es una pérdida irreparable. También lo es para Barcelona.
La librería no ha podido con la competencia de las grandes superficies ni con la Ley de Arrendamientos Urbanos
¿Qué diablos está pasando en esta ciudad cuando en menos de un mes cierran dos grandes librerías?
En febrero se nos dijo que se iba la librería Francesa del paseo de Gràcia; ayer lo hizo Cinc d'Oros, de Diagonal-Rambla de Catalunya. La primera fue casi abandonada a su suerte por sus propietarios, la Sociedad General Española de Librería (Grupo Hachette). La empresa quería una nueva orientación para el establecimiento, que no sólo vendiera libros y que éstos fueran de más difusión.Además, la inmobiliara Bami, propietaria del inmueble del paseo de Gràcia 91, estaba por la labor de que se largaran. El hambre se juntó con las ganas de comer. La librería Francesa se instaló en Barcelona, en La Rambla, en 1845 y estaba en el paseo de Gràcia desde 1942.
Diferente y aún más triste es lo de Cinc d'Oros. Sus propietarios, Jaume Farràs y Carmen Aizpitarte, y todo el equipo que trabaja en la librería han luchado hasta el final, hasta el límite. Como dice Carmen, 'se los han comido vivos los gastos generales'. Cada ataque al precio fijo de los libros ha sido como una puñalada. Los gastos generales, la competencia y las modas.
'El mercado se ha atomizado, hay tres grandes superficies estupendas, han abierto una librería estupenda en el paseo de Gràcia... las modas cambian. Nosotros fuimos una librería de la represión y de la transición', dijo ayer Aizpitarte con enorme desolación.
Pablo Bordanova, el primer director de Cinc d'Oros, es más duro. Puso nombres y apellidos. 'La evolución del mercado ha insistido en las grandes superficies, como la FNAC, que ya tiene en Barcelona tres grandes centros, o las librerías de El Corte Inglés, o la Casa del Llibre, del paseo de Gràcia, con todos mis respetos por ellas, porque están muy bien, pero a las pequeñas librerías independientes les es muy difícil competir frente a la cada vez mayor concentración empresarial. La Casa del Llibre, por ejemplo, es de Espasa Calpe, que pertenece al Grupo Planeta; la Catalònia, sin ir más lejos, es del Grupo Bertelsmann. Cinc d'Oros ha llegado al límite de sus fuerzas. La puntilla ha sido la LAU , que ha desbordado la capacidad de los pequeños comercios'.
El alquiler del local de Diagonal 462 les había costado 28.000 pesetas al mes, ahora están pagando 700.000. Insostenible.
Jaume Farràs se inventó Cinc d'Oros en 1968. Corrían tiempos de lucha y de inquietud. Carmen Aizpitarte, su mujer, había estado viviendo en París y se entusiasmó con las librerías que vio allí. Farràs pertenecía a una familia de buena posición y era un hombre de izquierdas. 'Podría haber invertido en una joyería, pero prefirió hacerlo en una librería, en una librería que se ajustase a las normas de mercado que imperaban en aquel momento, pero en la que se vendiera una multiplicidad de libros prohibidos', cuenta Bordanova. 'Libros rojos', como dice Aizpitarte. En la primavera de 1968 empezaron las obras y se inauguró el 15 de marzo de 1969. Farràs llamó a Bordanova para dirigirla. En Cinc d'Oros pudimos encontrar todo Ruedo Ibérico, o los libros de las Edicions Catalanes de París o aquellas ediciones latinoamericanas de libros que no se podían encontrar aquí.
Ha sido un emblema de una etapa histórica, pero también ha sido una librería innovadora. Especializada en filosofía, se ha abierto a muchos campos. ¿Quién puede olvidar aquella exposición monográfica de libros de Marx en su centenario? ¿O el festival de libros de música que organizó en el verano de 1983? Más de 700 títulos había en sus estanterías, desde la clásica y la ópera al rock, facsímiles de partituras o las guías más completas. Mucho más recientemente ha puesto el acento en libros de gastronomía e incluso ha organizado jornadas de gran éxito.
Pero no ha sido suficiente para poder seguir adelante. El día de Sant Jordi, Cinc d'Oros no estará. Antes, se despedirá con libros, con descuentos y ofertas especiales. Para los que la conocimos siendo estudiantes, su recuerdo permanecerá como parte de nuestra memoria.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.