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Una tetrapléjica pide a la justicia británica que la deje morir

La juez acudió al hospital a tomar testimonio

La primera sesión del caso de una británica que demanda el derecho a morir se desarrolló ayer en la planta de cuidados intensivos de un hospital londinense. La enferma -cuya identidad no se puede revelar por orden judicial- es paralítica desde el cuello a los pies, pero puede hablar y está consciente. Ingresó en la UCI hace 14 meses tras una ruptura en el cuello que afectó a su espina dorsal. Vive desde entonces asistida por un aparato de ventilación artificial y tiene, según los médicos, apenas un 1% de probabilidades de recuperación.

La mujer recurrió a los tribunales ante la negativa del equipo médico a cortar el suministro de oxígeno que la mantiene con vida. Rodeada de abogados y personal clínico, confirmó ayer a la juez encargada del caso, Elizabeth Butler-Sloss, que ha tomado la decisión de morir. 'Quiero poder morir', declaró en presencia de la juez.

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Casos anteriores se han tramitado a través de los familiares del enfermo e incluso de los propios médicos. A menudo los pacientes llevaban años en estado vegetativo, o bien necesitan ayuda externa para acabar con sus vidas, como sucede a una enferma terminal, Diane Pretty, que trasladó su demanda al Tribunal Europeo de Estrasburgo tras agotar las vías legales en el Reino Unido.

La ventilación asistida se reconoce como tratamiento médico y, según la ley inglesa, cualquier persona capacitada mentalmente a tomar una decisión puede negarse a recibir tratamiento. Los médicos se resisten a apagar la ventilación por motivos éticos y legales. Quieren trasladar a su paciente a un centro de rehabilitacion donde confían en mejorar su situación, aunque no su salud, con aparatos especializados.

La juez reconoció ayer que el margen de su competencia se limita a decidir si la demandante está mentalmente capacitada para decidir su futuro. Y advirtió a la enferma que podrá cambiar de decisión o retrasar el momento de su muerte incluso si el tribunal falla en su favor. 'No debe pensar que ha de seguir esta ruta por el mero hecho de haber iniciado todo el proceso y haber escuchado que puede morir', le dijo ayer en el hospital.

La magistrada prometió emitir un veredicto en el que las emociones no entren en juego. Una conexión en vídeo con el hospital permitió a la enferma seguir las intervenciones de abogados y letrados en este excepcional caso.

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