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Relevo en Telefónica Argentina en plena crisis

Alierta pondrá un directivo argentino al frente de la filial para adaptar la empresa a la situación

Ramón Muñoz

El presidente del Grupo Telefónica, César Alierta, continúa la lenta pero ordenada reestructuración de la compañía que preside. Apenas tres semanas después de llevar a cabo el completo reajuste de toda la cúpula de la filial de medios de comunicación (Admira), Alierta ha decidido el relevo en la presidencia de Telefónica de Argentina, la filial latinoamericana que, junto a las de Brasil, tiene más peso en las cuentas del grupo. Esta semana, seguramente el próximo martes, el grupo anunciará el nombramiento como máximo responsable de la filial argentina de Miguel Ángel Gutiérrez, un ejecutivo argentino que hasta la fecha trabaja en JP Morgan.

Gutiérrez , que asumirá como country manager todo el negocio de Telefónica en Argentina tanto de telefonía fija como de móvil, sustituirá en el cargo a Carlos Fernández-Prida, que accedió al cargo en julio de 1998, nombrado por el anterior presidente de Teléfonica Juan Villalonga, del que es amigo desde la infancia. Aunque el relevo estaba cantado desde hace meses, la coincidencia con la crisis que está atravesando Argentina le da mucha mayor relevancia.

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Alierta colocará en el principal puesto de su filial argentina a un hombre del país, en un momento en el que hay que entablar importantes negociaciones con el Gobierno de Eduardo Duhalde en torno a la actualización de las tarifas, la influencia de la pesificación en los resultados de la compañía y el plan de inversiones. Esas negociaciones se tendrán que llevar a cabo en los próximos meses, teniendo en cuenta los cambios en la política económica que va a realizar el Gobierno de Duhalde. En definitiva, el hecho de que se haya elegido a una persona del país, con mayor sensibilidad hacia los problemas del lugar, permitirá a la empresa española adaptarse mejor a la situación.

Fernández-Prida, aunque mantenía unas relaciones correctas con la actual dirección, no pertenece a la vieja escuela del grupo Telefónica y no contaba con la sensibilidad necesaria para afrontar la situación crítica que vive el país en estos momentos, según fuentes solventes.

El nombramiento de Gutiérrez será un eslabón más de la política aplicada por Alierta desde su acceso a la presidencia de colocar al frente de las filiales extranjeras a directivos del país al que pertenecen. El propósito es lograr una relación más fluida con las autoridades, rompiendo la imagen colonialista que en muchos casos se tiene de las multinacionales españolas.

Una decisión parecida la tomó en marzo pasado en Chile, colocando al frente de la filial de Telefónica en aquel país a Bruno Philippi que, pese a haber sido un ex alto cargo de los gobiernos de Pinochet, contaba en su haber con una excelente relación con el actual Ejecutivo chileno y los organismos reguladores.

Además, Alierta quiere con este relevo en Argentina, no sólo afrontar con garantías la crisis económica, sino dar un vuelco a la imagen de la compañía, asociada a la etapa de Villalonga y a la del que fuera su mano derecha, Luis Martín de Bustamante, cuyo mandato como presidente de la filial argentina (anterior a Fernández-Prida), se vio salpicado por escándalos de presunta corrupción que aún están pendientes de dilucidar por las comisiones de investigación parlamentarias.

En esa etapa, Villalonga se lanzó a una política de compras para competir por la hegemonía de los medios de comunicación con el grupo Clarín que, a la postre, ha resultado ruinosa. Sólo en 2000, su filial Atlántida Comunicaciones (ATCO), el conglomerado que explota televisión en abierto (Telefé) y radio (Radio Continental), perdió 458 millones de euros (76.321 millones de pesetas). También aportaron números rojos el canal Azul TV y Torneos y Competencias, la sociedad que explota los derechos del fútbol, y que han sido puesta a la venta, aunque será difícil que encuentre comprador, como reconocían meses atrás los anteriores responsable de Admira.

Pero la crisis económica se está notando en toda la filial, que en su último ejercicio fiscal, cerrado a finales de septiembre de 2001, en el que aún no se había producido lo peor de la crisis, vio caer su beneficio neto respecto al año anterior un 34,4%, mientras que los ingresos se reducían un 3,4%.

La situación se ha agravado en los últimos meses y al aumento de recibos impagados, evaluado en un 10%, se ha sumado la supresión de la convertibilidad del peso con el dólar y la devaluación de la moneda, cuyas consecuencias aún están por evaluar, aunque se dejarán notar sobre las cuentas del grupo si se tiene en cuenta que el negocio en Argentina representa el 6% del beneficio total y el 13% de las ventas.

La inusitada virulencia de la crisis y la falta de dinero en efectivo por los efectos del bloqueo parcial de las cuentas bancarias (el corralito) ha forzado a Telefónica a adoptar medidas de choque para frenar los impagos de los recibos.

Así, la compañía ha optado por permitir el aplazamiento de las facturas en varios plazos, aceptar pagos con cheques en cajas habilitadas en centros comerciales y, últimamente, ha habilitado en varias ciudades cajas especiales para el pago en patacones, los bonos utilizados en distintas provincias como medios de pago.

Sin embargo, y pese a la dureza de la situación, fuentes del grupo han reiterado su apuesta por Argentina. No en vano, desde que la compañía española se hiciera cargo del ex monopolio público en 1990, ha llevado a cabo una inversión de más 8.000 millones de dólares (9.280 millones de euros).

Como consecuencia de ese esfuerzo inversor, las líneas en servicio de telefonía fija, digitalizadas, se han incrementado en Argentina en más de un 150%, hasta los 4,5 millones. Mientras, el número de cabinas creció un 800% hasta alcanzar 120.000, superando las cuatro líneas en servicio por cada 1.000 habitantes, índice que convirtió a Telefónica Argentina en líder del país y de América Latina.

En telefonía móvil, las líneas suman casi dos millones, lo que representa un crecimiento de 50 veces desde su primer año de gestión de la telefonía celular en 1996. También el portal de Internet, Terra Argentina, se sitúa como uno de los tres buscadores preferidos por los usuarios de aquel país y el primero de entre los de origen nacional.

Cabina pública de Telefónica en una calle de Buenos Aires.
Cabina pública de Telefónica en una calle de Buenos Aires.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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