_
_
_
_

Bush propone una nueva reducción de impuestos para estimular la economía

El FMI advierte de que la ralentización será 'más fuerte de lo previsto'

Enric González

El presidente de Estados Unidos, George Bush, propuso anoche al Congreso nuevas medidas de reducción de impuestos por valor de 60.000 millones de dólares para acelerar la recuperación. Mientras tanto, los ministros de Finanzas y los banqueros centrales de los siete países más industrializados del mundo (G-7) tratarán hoy de devolver la confianza a la economía internacional, coordinar la campaña contra las redes de financiación de los grupos terroristas y evaluar la situación tras los atentados del 11 de septiembre.

Más información
La Bolsa española sufre un fuerte retroceso arrastrada por la inestabilidad de Argentina
Sun Microsystems suprime 3.900 empleos por los malos resultados
La tasa de paro en EE UU se mantiene, pero aún no refleja el impacto de los atentados
Las bolsas reciben con alivio el anuncio de ayudas del presidente Bush
La propuesta de Bush para reducir impuestos motiva una nueva subida en Wall Street

George Bush hizo la petición al Congreso en una declaración en la Casa Blanca junto al secretario del Tesoro, Paul O'Neill. Su objetivo es revitalizar la economía de Estados Unidos 'a corto plazo'. Al mismo tiempo demandó que el gasto público no aumente. 'Para estimular la economía, el Congreso no necesita gastar más dinero, tiene que bajar los impuestos', dijo. Y propuso que la cantidad fuera igual al dinero comprometido en la revitalización y pidió que se acelerará la entrada en vigor de la reducción de impuestos aprobada hace varios meses y que debe llevarse a la práctica durante varios años. Pidio, asimismo, que el recorte favorezca a las clases media y baja y a las empresas a través de medidas para estimular la inversión.

El anuncio de Bush se produjo horas después de la presentación de la cumbre del G-7, que celebra hoy una reunión absolutamente inusual. Se ha organizado de forma semiclandestina, hasta el punto de que la celebración del encuentro sólo se confirmó a última hora, y las medidas de seguridad son estrechísimas. Las asambleas del FMI y del Banco Mundial, que suelen arropar las conferencias ministeriales del G-7, fueron suspendidas tras los ataques terroristas.

Paul O'Neill, declaró ayer que plantearía a sus colegas de Japón, la UE y Canadá la 'necesidad de impulsar el crecimiento económico en todo el mundo'. 'La economía global estaba creciendo a un ritmo relativamente lento antes del 11 de septiembre', dijo O'Neill, 'pero en Estados Unidos asomaban algunos signos de recuperación. Los ataques del 11 de septiembre fueron traumáticos para nuestra economía, detuvieron abruptamente la actividad en algunos sectores, y con casi total certeza tendrán como resultado un crecimiento negativo en el actual trimestre, así como un retraso de al menos un trimestre en el inicio de la recuperación'.

O'Neill añadió que gran parte de las discusiones deberían dedicarse a las medidas impulsadas para estrangular al terrorismo.

Peores perspectivas

Dentro de la ola de pesimismo que se cierne sobre la economía mundial, el Fondo Monetario Internacional advirtió ayer de que la ralentización económica mundial 'será más fuerte de lo previsto'. El presidente de este organismo, Horst Köhler, vaticinó 'una acción coordinada' para relanzar el crecimiento. El FMI ya redujo a finales de septiembre la previsión de avance de la economía mundial para este año del 3,2% al 2,6% a finales de septiembre. Sin embargo, el cálculo se realizó antes de los atentados, por lo que el organismo anunció que las cifras podrían ser peores.

La Reserva Federal estadounidense lleva meses haciendo esfuerzos para relanzar el crecimiento y el martes redujo el tipo de interés bancario a 24 horas, que cifra los objetivos de crecimiento monetario, hasta el 2,5%, el nivel más bajo en 40 años. En Japón, que atraviesa su tercera recesión en una década, el tipo de interés básico ya está técnicamente en cero. Todas las miradas convergen en el BCE, el único que dispone de margen para abaratar el dinero, aunque sus posibilidades se ven muy limitadas por sus estatutos, rígidamente inflacionistas, y por el pacto de estabilidad firmado por los países del euro.

El ministro francés de Finanzas, Laurent Fabius, se pronunció a favor de que el BCE baje los tipos, 'siempre que cuente con la seguridad de que a medio plazo no habrá nuevos déficit presupuestarios' en la zona euro. 'Europa se atiene a las reglas, y las reglas dicen que debemos tener presupuestos equilibrados', agregó, 'aunque eso no implica que carezcamos de margen de maniobra'. Dentro de ese margen, Fabius apuntó la posibilidad de reducir impuestos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_