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El PP no ha construido ninguno de los 12 aparcamientos disuasorios previstos en 1997

El PSOE recuerda que en 2002 'habrá parquímetros que impedirán dejar el coche en el centro'

Antonio Jiménez Barca

El Plan General de Ordenación Urbana de Madrid (PGOUM) -que recoge las directrices básicas del urbanismo de la capital, además de registrar todo el suelo de la ciudad e indicar para qué debe servir cada parcela- especifica las carencias y necesidades de Madrid en materia de infraestructuras. Una de ellas es la de los aparcamientos disuasorios, denominados así porque están encaminados a convencer a los automovilistas que acceden a la ciudad de que dejen su coche en las afueras y se muevan por el centro en transporte público.

El documento urbanístico apuntó en 1997 que la ciudad necesitaba 23 aparcamientos de este tipo y estipuló un plazo de 12 años para tenerlos terminados todos. Ahora bien: una docena de estos 23 aparcamientos cuentan con el membrete de 'prioridad 1', lo que indica que la ciudad debía disponer de ellos antes del verano de 2001.

Los 12 aparcamientos que el PP debería haber terminado ya están proyectados en los siguientes sitios: Canillejas, Aravaca, O'Donnell, Conde de Casal, Santa Eugenia, Miguel Hernández, Madrid Sur-El Pozo, Plaza Elíptica, Aluche, Puente Alcocer, Villaverde Bajo y Villaverde Alto. Entre todos suman más de 6.000 plazas, según las previsiones del Plan General.

Matilde Fernández, portavoz adjunta del PSOE en el Consistorio, ha denunciado 'la falta de eficacia del Gobierno del PP a la hora de hacer cumplir las previsiones y las necesidades apuntadas por el plan que ese mismo partido político aprobó en un pleno'.

Además, Eugenio Morales, portavoz socialista en materia de tráfico, resaltó ayer 'la importancia estratégica de la mayoría de esos aparcamientos' y se refirió, en concreto, a los previstos en Canillejas, Conde de Casal, plaza Elíptica y Santa Eugenia, cuya no construcción calificó de 'casos sangrantes'. El primero de ellos lleva 'prometido' por el PP, según Morales, desde 'hace 10 años'.

Carretera de Barcelona

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'Está previsto llevarlo a cabo en la zona de La Piovera, y está diseñado y proyectado para la gente que viene por la carretera de Barcelona. De tener un aparcamiento ahí, esa gente podría dejar el coche y dirigirse a la ciudad cogiendo el metro en la estación de Canillejas [línea 5]', dice el edil socialista.

El aparcamiento de Santa Eugenia debería servir, según Morales, 'para que lo utilizaran los vecinos de ese populoso barrio'. El de la plaza Elíptica sería usado por los automovilistas que utilizan la carretera de Toledo, la 401, que sufre continuos atascos.

Otra de las críticas del partido socialista alude a 'la falta de coordinación entre las distintas áreas del Ayuntamiento, consecuencia de no seguir la estrategia del plan general, un documento que costó 11.000 millones de pesetas'. El PSOE recuerda que el concejal de Circulación, Sigfrido Herráez, llevará al pleno municipal de septiembre el pliego de condiciones que permitirá a distintas empresas optar a colocar y gestionar los parquímetros. Éstos se empezarán a instalar en las calles de la almendra central a partir de enero.

Cuando el sistema comience a funcionar, los automovilistas que no sean residentes del barrio deberán pagar por estacionar en esta zona de la ciudad, cosa que ahora no ocurre. Las intenciones de Herráez pasan por que los madrileños vayan al trabajo en transporte público, incluyendo a quienes viven en poblaciones de la periferia y acuden a la capital para trabajar diariamente. 'Pero ¿cómo van a coger el metro estos trabajadores que entran cada día en Madrid si no se hacen aparcamientos disuasorios? Que nos responda a eso el PP', exige Eugenio Morales.

El resto de los aparcamientos disuasorios proyectados por el Plan General, que deberían estar terminados antes de 2009, se instalará en Monte Carmelo, Pitis, Mirasierra, Hortaleza, Chamartín, El Barrial, Ventas, Vicálvaro, Vallecas, Campamento y Dehesa del Boyal.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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