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La UE propone etiquetar todos los transgénicos de la cadena alimentaria

Gabriela Cañas

En la Unión Europea ya es obligatorio etiquetar todos los alimentos humanos que contengan organismos transgénicos. Pero la Comisión Europea propuso ayer que tal obligación se extienda a los piensos, y también a todo alimento elaborado con derivados de transgénicos aunque éstos no sean detectables. Así, la UE sigue en la senda de tomar todas las medidas de precaución antes de levantar la moratoria que aplica a estos productos desde 1998.

Da igual que las etiquetas sean interminables. Éstas tendrán que especificar al detalle qué tipo de transgénico utilizan y de dónde viene. Igual ocurrirá con los piensos, aunque esta información no le llegará al consumidor que compre la carne en el supermercado porque 'había que poner un límite', según explicó el comisario de Sanidad y Consumo, David Byrne, 'y todos los expertos indicaron que no era necesario'.

Incluso productos muy refinados, como el aceite, deberán llevar etiquetas que informen de si en algún momento se usó un organismo transgénico. Al ser imposible de detectar, los controles se harán con la base documental del producto y se impondrá multa por incumplimiento.

Moratoria

Estas medidas, que son reglamentos a añadir a la directiva de este mismo año, suponen un paso más para que Europa se abra a los organismos genéticamente modificados. La oposición de Francia, Italia, Grecia, Dinamarca, Luxemburgo y Austria llevó en 1998 a una moratoria, por la que Europa no ha autorizado ningún transgénico nuevo desde entonces. Sólo se venden en el continente una variedad de soja y otra de maíz para consumo humano y ocho productos similares para consumo animal.

Las medidas reflejan lo que la UE viene pidiendo para abandonar unas reticencias que irritan profundamente a EE UU, que produce el 70% de los transgénicos mundiales y ha protestado reiteradamente por los frenos a su comercialización.

La Comisión Europea pidió ya el pasado año que se terminara con la moratoria por considerar que no tenía base científica. Las nuevas propuestas centralizan la evaluación de los productos en la futura Agencia Alimentaria, a cuya sede aspira Barcelona. Ningún país analizará los riesgos: será la autoridad científica europea la que los dictamine, lo que está en línea con una sentencia del Tribunal Europeo de Justicia, que abolió una prohibición francesa a un transgénico aprobado por la UE.

Entre las nuevas propuestas está la de abrir la puerta a los productos con menos de un 1% de transgénicos, siempre con el visto bueno de los científicos. Los productos que esperan ser autorizados (más de 10) han recibido ya luz verde, señaló Byrne. Sobre las semillas transgénicas, que por estar vivas suscitan aún más rechazo de los ecologistas, no hubo propuestas.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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