Identidad
Señala el profesor García Ferrando a propósito del reciente libro de que es autor junto al profesor Ariño (Posmodernidad y autonomía. Los valores de los valencianos, 2000), que los datos y consecuencias que arroja la encuesta realizada deberían llevar 'al debate y a la reflexión de interpretaciones teóricas...'. Esa observación constituye una abierta crítica hacia las interpretaciones ideológicas de la realidad identitaria de los valencianos y un envite, de nuevo, a debatir lo que somos a partir de lo que hay y de lo que inevitablemente se deduce, de convertir los datos empíricos en la única o más autorizada fuente de conocimiento.
En efecto, aunque los datos de la encuesta de valores de los valencianos -y en concreto los referentes a la identidad colectiva-, presentados y analizados por los profesores Ariño y García Ferrando responden al diseño de las pertinentes preguntas ya tradicionales sobre la conciencia de pertenencia de los valencianos y se comparan con las respuestas de la encuesta realizada por los mismos profesores en 1995, deben, también, compararse con los de una batería de encuestas realizadas con anterioridad en nuestra Comunidad por el CIS y la Generalitat Valenciana, que abarcan desde 1984 hasta la actualidad.
En ese sentido, y en lo tocante a los datos sobre la identidad de los valencianos, parece que sólo las cifras de quienes se sienten y declaran como sólo valencianos permanecen muy estables desde el 84 hasta hoy (entre el 2 y el 3%), mientras que en el resto de datos, si tomamos la serie 84/99 de CIS/Generalitat y la comparamos con la de valores 95/2000, se dan notables disparidades.
Entre el 84 y el 99 ninguna encuesta de la primera serie dio más del 13% (siendo el mínimo del 7% en los años 80) para el conjunto de los que se sentían 'más valenciano que español', mientras que la de valores del 95 dio 16,3, y la última, el 15,1 (algo más ajustado); el porcentaje de 'tan valenciano como español' se mantuvo entre el 84 y el 99 invariablemente por encima del 50%, excepto en el 99 (el 49%), mientras que en la de valores del 95 estaba en el 41,5, subiendo en la última hasta el 49,3 (coincidente, pues); el porcentaje de los que se sentían 'más español que valenciano' estuvo entre el 12 y el 15% entre el 84 y el 99 (en tendencia descendente), mientras que en la de valores del 95 alcanzaba un abusivo 23,4, para bajar en la última al 20,3 (en la encuesta del CIS 99, fue del 12%); finalmente, el porcentaje de 'sólo español', entre el 84 y el 99 estuvo entre el 20-22% y bastante estable; en la encuesta de valores del 95, sólo del 14,4, y en la última, del 11,2.
Lo relevante de estas cifras consiste en que se dan notables contradicciones entre los datos de las encuestas de valores del 95 y del 2000 con respecto a la serie de las del CIS y de la Generalitat (84-99), pues sólo hay coincidencia exacta en el porcentaje de los que se sienten 'tan valenciano como español' (y sólo para las últimas, es decir, CIS 99 y valores 2000) difiriendo en el resto, y muy especialmente en los datos del 95. El correcto diagnóstico a realizar en materia identitaria (y en otras) obliga a que los investigadores pongamos en común las diferentes fuentes de datos de los últimos veinte años para poder salir de la perplejidad de manera definitiva expurgando y relativizando datos quizás no coincidentes y/o contradictorios que pueden llevar a los comentaristas entusiastas a conclusiones erróneas y a los especialistas a la paradoja.
Vicent.Franch@eresmas.net
