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El alcalde de Crevillent limita ahora la presión policial a los inmigrantes que no residen en la localidad

El alcalde de Crevillent, César Augusto Adsencio, del PP, ha suavizado la ofensiva policial generalizada que anunció la pasada semana contra los inmigrantes, a los que responsabiliza del incremento de la inseguridad ciudadana en esta población del Baix Vinalopó. Tras la reunión, ayer, de la Junta Local de Seguridad Ciudadana, el primer edil aseguró que la acción de los fuerzas policiales se limitará básicamente a la población flotante de extranjeros.

Crevillent ( 25.400 habitantes)es uno de los asentamientos pioneros de la inmigración en la Comunidad. La localidad cuenta con cerca de un millar de inmigrantes magrebíes (el 50% marroquíes). Estos inmigrantes están censados en la población y desde hace dos décadas explotan unos 40 bazares instalados a lo largo de la travesía urbana de la carretera nacional 340.

En los últimos meses, a esta colonia de extranjeros residentes, se ha sumado otro número indeterminado, pero según el alcalde en continuo aumento, de inmigrantes que pasajeramente se han instalado en Crevillent.

El primer edil imputa a este segundo colectivo el aumento de delitos que se ha producido en la localidad en los primeros meses del año en relación a 2000, 'sobre todo los delitos contra la propiedad que han aumentado un 30% y las riñas y peleas, con un 58% de incremento'. Adsencio también relacionó a estos extranjeros con prácticas mafiosas y otras actividades ilicítas como tráfico de drogas y prostitución.

Adsencio calificó de 'urgente' combatir policialmente a estos grupos y evitar que se genere un caldo de cultivo que pudiera derivar en brotes de racismo y xenofobia. 'No descarto esta posibilidad', puntualizó. El alcalde retiró de la Junta Local de Seguridad Ciudadana su propuesta inicial de aplicar fuertes medidas de control a todos los inmigrantes, pero sí arrancó al subdelegado del Gobierno, Luis Garrido, tres compromisos: mayor coordinación entre la Guardia Civil y la Policía Local, incremento de la plantilla del cuartel de la Guardia Civil de la localidad y 'operaciones especiales'y puntuales con la participación de agentes de la Comandancia de Alicante.

Adsencio, no obstante, tampoco exculpó a la comunidad de inmigrantes marroquíes residente en la población, aunque se comprometió a resolver los problemas que se generan (apertura y cierre de los bazares, recogida de basuras y seguridad de los locales) en el Consejo Local de Inmigración.

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'Aquí no hay tráfico de drogas ni grupos mafiosos. El alcalde tendrá que probar esas acusaciones', afirmó ayer Ahmed Belhadi, presidente de la Asociación Marroquí de Crevillent, entidad que se constituyó en 1994. 'Nosotros sólo pretendemos, como hemos hecho en los últimos años y sin problemas de convivencia, ganarnos la vida con los comercios', añadió.

El presidente de la asociación aseguró, por contra, que las denuncias sobre supuestas actividades ilegales de los inmigrantes en esa zona de la ciudad proceden siempre de las mismas personas. 'Son cuatro falangistas [este partido político cuenta con un edil en la Corporación], que en cuanto ven un Mercedes aparcado en doble fila, ya están llamando al Ayuntamiento', subrayó.

Belhadi expresó su conformidad con el anuncio del alcalde de incrementar la presión policial, aunque no de manera radical. 'Será bueno para todos, porque nosotros también queremos cumplir la ley, ', explicó. El presidente de la asociación denunció la escasa voluntad del gobierno local para fomentar la integración de los inmigrantes. 'La Administración no quiere saber nada de integración', dijo.

Este inmigrante destacó que la colonia marroquí ha desarrollado su actividad, tanto social como económica, de espaldas al resto de vecinos. 'Nuestros clientes son también inmigrantes', matizó. Belhadi reconoció que un hostigamiento policial a la población flotante de extranjeros podría repercutir negativamente en su actividad comercial.

Mohamed Flifca, un marroquí afincado en Crevillent desde hace diez años, que regenta un locutorio y una peluquería en la población, sí reconoció que la presencia de inmigrantes a lo largo de la travesía de la N-340 pueda generar problemas de convivencia.

Quejas de los vecinos Los vecinos de Crevillent, y especialmente los del entorno al enclave marroquí, coinciden en expresar su malestar por el incremento de inseguridad ciudadana. Los vecinos aplauden la decisión del alcalde de reforzar la seguridad de la zona, aunque descartan que haya un clima que propice un brote racista. 'Hay más inmigrantes y, por tanto, más problemas', dijo una mujer, propietaria de una panadería. 'La solución no ha de ser estrictamente policial, sino que ha de ir acompañada por medidas de integración, hasta ahora inexistentes. Y, además, solucionar un problema estructural como es la travesía de la N-340', argumentó otro comerciante.

Los dos partidos de la oposición, PSPV y EU, expresaron sus reservas ante los resultados de la Junta Local de Seguridad Ciudadana. 'Esperaremos a ver si el alcalde cumple y sobre todo pone en marcha el Consejo Local de Inmigración', dijo Ester Asensio, portavoz del PSPV. 'Estamos en contra de cualquier operación policial que se dirija hacia una comunidad específica'.

Tras el mostrador, hablando con un cliente, Mohamed Flifcam, que lleva 10 años regentando ese locutorio en Crevillent.
Tras el mostrador, hablando con un cliente, Mohamed Flifcam, que lleva 10 años regentando ese locutorio en Crevillent.OLIVARES NAVARRO

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