El pobre Juli
Pasaba apuros El Juli con el sexto toro, un inválido agonizante, y tuvo que recurrir, para arrancar unos aplausos que se le resistían a meterse entre los pitones y hacer el péndulo. Los exigentes, los que ya han empezado a mirar con lupa todo lo que hace este torero, rechazaban a gritos el alarde. La mayoría, esa gran mayoría que, como son fiestas en Aranjuez, tiene que divertirse y pasarlo bien por encima de todo, admitieron la jactancia del diestro y le tocaron una ovación.
'Pobre chico', decían las señoras con acento maternal. 'Pobrecito', decían las jovencitas con deje amoroso. Otros, en cambio, decían que les parecía sarcástico, paradójico, sardónico y burlón que se llame 'pobre' a El Juli, sobre todo si uno se asoma a las cifras de su cuenta corriente.
Alcurrucén / Ponce, Caballero, Juli
Toros de Alcurrucén, desiguales y mansurrones. 6º, inválido. Enrique Ponce: media, rueda de peones y se echa el toro (palmas); estocada caída -aviso- y descabello (dos orejas). Manuel Caballero: estocada tendida y descabello (aplausos y sale al tercio); media, rueda de peones y descabello (palmas). El Juli: estocada y cinco descabellos (silencio); pinchazo, estocada -aviso- y dobla el toro (oreja). Plaza de Aranjuez, 30 de mayo. 2ª y última de las Fiestas de San Fernando. Casi lleno.
Al pobre Juli -admitamos el calificativo, puesto que son sus admiradores los que se lo han puesto- lo han colocado en el punto de mira más de uno y más de dos aficionados. Se estudia todo lo que hace, se rechazan sus formas y sus maneras toreras y se cuenta al que quiera oírlo que se trata de un torero sin arte y los toreros sin arte nunca han llegado lejos.
Sea lo que sea, El Juli tuvo una tarde desinflada ayer en Aranjuez. Con un torete terciado y un toraco grandón y malhecho, sólo ha podido conseguir una orejita y eso gracias a lo de 'el pobre Juli'. Su primer enemigo fue un manso aborregado, con el que tuvo el mérito de prolongarle bien la embestida por el pitón izquierdo, pero sin conseguir deslumbrar a la clientela. El borrego se acabó enseguida, ante la indignación del torero.
Con el sexto, tullido total, que le cortó terreno en las pocas embestidas que tuvo, se dedicó a asustarlo, cuando lo adecuado habría sido descabellarlo.
Enrique Ponce estuvo magistral con el quinto, que no fue tan fácil como el público creyó ver. Lo entendió muy bien desde el principio y llegó a torearlo con temple y largura por el pitón izquierdo, después de que por allí le protestara y le qusiera quitar el engaño. Faena muy técnica, además de plástica. Con el quinto, en cambio, anduvo despegado y con el pico por delante, en un toreo superficial.
Manuel Caballero se las vio con el peor lote. Se le paró enseguida el quinto y su labor con el segundo no emocionó a nadie. Aunque estuvo correcto y fácil, en una faena en la que abundaron los derechazos con más mando y temple de los que Ponce había dado en el toro anterior, allí faltaba toro y sobraba torero.