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El Liceo recupera para 'Aida' el viejo esplendor de los telones pintados

El teatro rescata una histórica producción de 1945

El Liceo decidió homenajear a Verdi esta temporada, en el centenario de su muerte, programando dos de sus óperas en dos montajes escénicos diametralmente opuestos: Un ballo in maschera, estrenado el pasado diciembre con un concepto revisionista de la obra, y Aida, desde la perspectiva tradicional de los viejos telones pintados de Mestres Cabanes. Si la polémica acompañó Un ballo in maschera, ahora, con Aida, el regreso al pasado se presenta plácidamente tranquilo para el público y los artistas que participan en la producción, dirigida escénicamente por José Antonio Gutiérrez y musicalmente por Bertrand de Billy, con un reparto encabezado por la soprano Isabelle Kabatu, el tenor Gegam Grigorian, la mezzosoprano Dolora Zajick, el barítono Juan Pons y los bajos Stefano Palatchi y Roberto Scandiuzzi.

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La magia de los viejos decorados de papel pintado realizados por Mestres Cabanes para esta Aida, a los que el escenógrafo Jordi Castells ha devuelto con su restauración toda su brillantez y esplendor, ha cautivado a todos los que trabajan en el montaje. 'No lo puedo negar, me encantan estas escenografías antiguas', aseguró ayer sin rubor José Antonio Gutiérrez. 'He respetado los grandes cromos de los decorados para contar la bella historia de Aida encajándola en el magnífico Egipto fantástico e idealizado que pintó Mestres Cabanes'.

La fantasía de la producción, que la soprano Isabelle Kabatu califica de 'sueño', ha topado, sin embargo, con la realidad de un escenario moderno y tecnificado como el del Liceo, que en nada se parece al que había cuando se estrenó la producción en 1945. No sólo las piezas del decorado no encajaban y se han tenido que adaptar, sino que el teatro lírico barcelonés ha debido buscar entre los maquinistas de escenario jubilados de Cataluña los que conocían la ya desaparecida técnica de unir varillas de madera a los telones pintados para fijarlos.

El peligro de los focos

Más. Con los actuales potentes focos no sólo no se conseguía la iluminación para el decorado de papel pintado, sino que el calor que desprendían ponían en peligro su integridad y la seguridad del teatro. Desaparecidos en el incendio los viejos focos del Liceo, se han tenido que comprar otros nuevos en Estados Unidos, similares a los que se usaban hace medio siglo.

'Trabajar en una producción con este tipo de decorados es emocionante porque pertenecen más a la historia del arte que al teatro y las pinturas producen una inusual sensación de poesía', afirma Kabatu. Stefano Palatchi, que ya cantó en la producción de Los maestros cantores de Nuremberg con decorados de Mestres Cabanes que el Liceo recuperó en 1989, desaparecidos con el incendio del teatro, considera que es 'un sueño volver a revivir la experiencia de cantar con los mágicos decorados de otra época'.

Esta producción de Aida se presentará en verano en el Festival de Santander y el Liceo la repondrá en julio de 2003.

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