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El yacimiento del Cerro de Batallones será declarado bien de interés cultural

Los paleontólogos hallaron en la colina restos de animales de más de diez millones de años

El Cerro de Batallones es un enclave paleontológico, arqueológico y geológico de 'valor científico indudable', según el expediente que ha iniciado la viceconsejería de Patrimonio a fin de declararlo bien de interés cultural. Sobre este promontorio pelado de las afueras de Torrejón de Velasco -sobre el que ahora se levanta una importante mina de sepiolita- se acumularon en los últimos diez millones de años desde restos únicos de carnívoros del mioceno superior a materiales industriales de la Edad de Piedra.

Pero no fue hasta hace 10 años cuando los expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) pusieron su ojos en él. El descubrimiento casual de la mandíbula de un anficiónido (una especie extinguida que se asemejaba a un lobo, pero con el tamaño de un oso) llevó al inicio de una investigación que tardará aún años en cerrarse y que ha permitido, por el momento, 'el descubrimiento de especies paleontológicas únicas en el mundo'.

El área de estudio del Cerro de Batallones, dada su amplitud e importancia, se divide en cuatro subyacimientos. En el primero se hallaron a principios de los años noventa esqueletos de tigres de diente de sable, mustélidos, aves rapaces y el citado anficiónido. En el segundo yacimiento se encontraron dos mastodontes de cuatro colmillos, y en el tercero, restos de diversas especies de mamíferos. En el cuarto subsector -el de excavación más reciente- se halló una jirafa de unos diez millones de años.

Todos estos descubrimientos convierten al yacimiento en 'único en el mundo, dado su excelente estado de conservación', según el expediente abierto sobre el Cerro de Batallones del que da cuenta el último número del Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid. De todas formas, la Consejería de Educación y el CSIC tienen previsto abrir nuevas zonas de sondeo, con lo que el número de áreas de investigación puede llegar en los próximos años a seis.

Trampa natural

La espectacular acumulación de restos de animales pudo deberse, según los investigadores, a la existencia de una o varias trampas naturales en la zona. Una oquedad en el terreno permitió que algunos herbívoros cayeran en ella. Debido a su gran profundidad, no pudieron salir. Posteriormente, los carnívoros entraron en las trampas con el fin de devorarlos. Pero tampoco ellos lograron salir. Los paleontólogos han descubierto en la zona hienas, tigres, ciervos, gatos monteses, lobos e incluso osos. Así hasta un total de más de 110 individuos. En las cajas de seguridad del Museo de Ciencias Naturales se guardan miles de huesos hallados en la colina, que tardarán años en ser estudiados.

El cerro se incluye en la cuenca terciaria de Madrid, en una gran depresión de origen tectónico y de características endorreicas rellena por sedimentos 'paleógenos y neógenos que descansan sobre un sustrato de materiales cretácicos'. 'La zona propiamente dicha', según la viceconsejería, constituye, 'por sus características, un yacimiento excepcional, único caso conocido en Madrid'. Batallones conforma hoy una importante unidad geológica y geomorfológica de elevado interés científico, donde se integran valiosos elementos de carácter cultural y natural. 'Todas estas circunstancias', incide la viceconsejería de Patrimonio, 'justifican que todo el cerro sea objeto de una protección legal que evite su destrucción gradual.

'Con dicha protección se garantiza frenar la destrucción y conservar los documentos materiales y naturales que posee, testimonio del pasado más remoto de nuestra Comunidad', concluyen fuentes de la viceconsejería de Patrimonio. Hace unos meses, el Gobierno regional rechazó el proyecto para levantar un vertedero industrial en sus proximidades.

Varios arqueólogos trabajaban en el Cerro de Batallones en julio de 2000.
Varios arqueólogos trabajaban en el Cerro de Batallones en julio de 2000.CLAUDIO ÁLVAREZ

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