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La incesante marcha atrás

Los nacionalistas de Convergència i Unió (CiU) todavía confían en que el Partido Popular (PP) aceptará finalmente la incorporación de sus enmiendas al Plan Hidrológico Nacional (PHN), modificaciones que, no obstante, en nada cambiarán lo fundamental del proyecto. Ayer, el conseller en cap, Artur Mas, defendió una rebaja del caudal que el Gobierno piensa trasvasar y advirtió de que CiU rechazará el PHN si no se tiene en cuenta la posibilidad de un abastecimiento alternativo de otras cuencas, por ejemplo la del Ródano o la del Duero.

Después de haber defendido durante tiempo que no apoyarían un trasvase de más de 600 hectómetros cúbicos al año (400 de los canales y 200 del río), Mas dijo ayer que CiU podría votar a favor del plan, incluso manteniendo los 1.050 hectómetros previstos, alegando que puede acabar siendo inviable: 'El trasvase tardará años en realizarse y puede pasar que cuando se aplique el Plan Hidrológico haya otros estudios que digan que no hay que sacar tanta agua', dijo.

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Las propuestas de CiU han seguido líneas zigzaguenates. Tras una primera reacción de apoyo al plan por parte del consejero de Medio Ambiente, Felip Puig, se pasó a defender que las alegaciones presentadas por el Gobierno catalán eran condición indispensable. El Gobierno, en un primer momento, sólo aceptó una alegación: la que permitiría que el agua del minitrasvase que llega hasta Cunit pasara a la provincia de Barcelona.

Ahora, en la negociación de las enmiendas, CiU busca poder presentar compensaciones económicas para las comarcas del Ebro. Los nacionalistas han cuantificado en unos 600.000 millones de pesetas las inversiones, de las cuales unos 470.000 millones deberían correr a cargo del Gobierno central. El plan únicamente prevé 185.000 millones y el Gobierno central sólo ha asumido hasta ahora el pago de 74.000 millones adicionales.

En la actualidad todo el esfuerzo negociador se centra en tres puntos: obtener unos millones más de compensación y lograr la presidencia del órgano director que ha de gestionar y controlar estas inversiones; que se acepte que no se extraerá agua del río cuando éste no alcance el caudal ecológico, sea invierno o verano (el proyecto del Gobierno sólo prevé esta posibilidad en los meses de estío), y que no se cierre la puerta a un futuro e hipotético estudio de otros trasvases. De modo que también en este punto los nacionalistas catalanes han pasado a defender que el trasvase del Ródano era una condición indispensable para su apoyo a considerar que ya no es imprescindible. Ayer dejaron este último bastión.

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