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Londres estudia aplicar la vacuna contra la aftosa

Hace dos semanas la vacuna contra la fiebre aftosa ni siquiera aparecía como una posibilidad en la agenda oficial del Gobierno británico. Ayer, el ministro de Agricultura, Nick Brown, admitió que pedirá permiso a la UE para vacunar al ganado 'si considera que la enfermedad no puede ser controlada de otro modo'. De inocularse a los animales, la campaña se haría a escala regional y, el Ejecutivo, no sabe aún si luego sacrificará a esos animales de forma inmediata.

Con 673 focos confirmados ayer, 697.000 cabezas destinadas a morir y, de éstas, 423.000 ya tiroteadas en sus propias granjas, Brown aseguró ante la Cámara de los Comunes que la vacuna sería el último recurso pero no iba a rechazarlo más si sus expertos le aseguraban que era la única forma de limpiar el campo.

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Durante su comparecencia, el titular de Agricultura propuso también dejar de alimentar a los cerdos con restos de alimentos consumidos en hoteles, escuelas y cuarteles. Los mismos deben ser hervidos a 100 grados centígrados, pero es posible que la granja de Northumberland, al norte del país, considerada de forma oficiosa el origen de este brote epidémico, no lo hiciera. Brown no confirmó que las raciones administradas a los cerdos en esta explotación incluyeran carne importada ilegalmente de Asia y destinada a restaurantes chinos del Reino Unido. La comunidad china pidió ayer que no se les señalara como los culpables de una crisis ajena a su negocio.

Mientras, Holanda, Bélgica y el Parlamento Europeo han puesto sobre la mesa una cuestión singular sobre la fiebre aftosa: ¿Se podría vacunar a los animales del zoo para preservarlos de la enfermedad? La Comisión Europea ha recogido el guante y ha hecho la pregunta al Centro de Salud Animal de París. Porque, en efecto, hay zoos cercanos a los focos de fiebre aftosa en los que, como ha recordado en Bélgica el director del zoo de Amberes, hay especies sensibles a la aftosa (los biungulados) que están en extinción. En Amberes, por ejemplo, está el 10% de la cabaña mundial de okapis.

Los técnicos británicos apilaban ayer restos de animales sacrificados para incinerarlos, en la localidad de Canonbie.
Los técnicos británicos apilaban ayer restos de animales sacrificados para incinerarlos, en la localidad de Canonbie.REUTERS

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