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División por el castigo internacional a Bagdad

Los 22 países de la Liga Árabe se encontraban sumidos ayer en una pugna política titánica por encontrar una fórmula que les permita pedir pública y unánimemente el fin del embargo impuesto a Irak hace 11 años, como consecuencia de su derrota en la Guerra del Golfo.

La mayoría de los países asistentes a la reunión abogan por una petición tajante, lo que causa inquietud en los Gobiernos de Arabia Saudí y de Kuwait, que desean exigir al régimen de Bagdad unas contrapartidas claras, entre ellas, el cumplimiento de las resoluciones internacionales, una petición de perdón por parte de Irak por la invasión del emirato y aclaraciones sobre la situación de cerca de 600 soldados kuwaitíes desaparecidos.

El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, invitado especial en esta cumbre, trató ayer en los pasillos del Palacio de Congresos de Ammán de acercar de forma discreta a ambas partes. Annan, harto de esperar una respuesta positiva de Bagdad, acabó ayer lanzando un llamamiento a Sadam Husein para que 'coopere con la comunidad internacional, ya que ello le aportará más ventajas que si busca el enfrentamiento con los vecinos' y podrá poner fin a los 'sufrimientos del pueblo iraquí'.

Algunos países árabes han empezado a sugerir la formación de una comisión internacional encargada de trabajar en la reconciliación entre los dos países, para acabar con una de las más largas divergencias en las que se encuentra sumida la Liga Árabe desde su fundación en 1964.

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