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Aznar y Blair no logran un acuerdo sobre Gibraltar

El presidente del Gobierno, José María Aznar, y su homólogo británico, Tony Blair, recurrieron anoche a su particular amistad para intentar resolver en el último momento, mediante una entrevista que había sido descartada de antemano, la divergencia derivada del contencioso sobre Gibraltar que impide que la Unión Europea avance en la construcción de un espacio aéreo común. Pero fracasaron, porque, al cabo de 45 minutos, lo único que pudieron anunciar es los ministros de Asuntos Exteriores de España y el Reino Unido seguirán trabajando lograr un compromiso, sin fecha fija. Por parte española se ha reiterado que no cabe más arreglo que el que está sobre la mesa y Londres rechaza.

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La construcción del espacio aéreo único europeo, promovido conjuntamente por Blair y Aznar desde hace un año para descongestionar y racionalizar el tráfico, hubiera debido de dar un paso fundamental en Estocolmo con la aprobación de una directiva capaz de hacerlo realidad en 2004. Pero en su camino se interpuso el contencioso sobre Gibraltar y, en concreto, el rechazo británico de la pretensión española de que la directiva incluyera dos cláusulas que garanticen que la nueva norma comunitaria no prejuzga la soberanía sobre el aeropuerto de La Roca. España sostiene que dicho aeropuerto es territorio español y que fue construido ilegalmente en 1938 en una zona no cubierta por el Tratado de Utrecht. El enfrentamiento llegó al punto de que la Comisión renunció a alcanzar la semana pasada un acuerdo sobre la directiva correspondiente, porque los comisarios españoles pretendían incluir las dos cláusulas de garantía y los dos comisarios británicos las rechazaban.

Ayer se supo que, a continuación, Blair intervino personalmente con una carta dirigida al presidente de la Comisión, Romano Prodi, fechada a 20 de marzo, en la que le pedía 'lo antes posible' una propuesta 'equilibrada, es decir que se aplique al conjunto de la UE sin perjuicio de las posiciones del Reino Unido y España sobre la soberanía', y aseguraba que los dos países negociarían luego los aspectos relativos a Gibraltar.

Aznar tuvo conocimiento de esa carta el pasado miércoles, cuando sus colaboradores ya habían anunciado que preparaba una respuesta firme por si a Blair se le ocurría suscitar la polémica sobre los cielos abiertos en Estocolmo. La carta del británico a Prodi le hizo cambiar de estrategia y tomar la iniciativa. Ayer, fue Aznar quien planteó el tema ante el Consejo y difundió su propia misiva dirigida a Prodi el pasado jueves, para pedirle que la propuesta de cielos abiertos 'incluya automáticamente' las dos cláusulas de garantía, que, añade el presidente, el Reino Unido aceptó sin problemas en ocho ocasiones previas, y que han sido sancionadas por el Tribunal Europeo de Luxemburgo.

Fuentes gubernamentales británicas aseguraban ayer, por su parte, que Londres non ha cambiado de actitud y que en las ocasiones previas referidas por Aznar se partió de una propuesta 'neutra' y se incluyeron posteriormente las garantías, una de las cuales prevé que la norma comunitaria no se aplique a Gibraltar mientras persista el desacuerdo hispano-británico. Las mismas fuentes indicaron que el Reino Unido no puede aceptar 'la exclusión sistemática' de Gibraltar de la normativa comunitaria.

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Fue Blair quien anunció a media tarde que se reuniría con Aznar 'para solucionar esto de manera satisfactoria'. Evidentemente, su propuesta de arreglo no funcionó. Paralelamente, el ministro de Exteriores, Josep Piqué, anunció, sin embargo, que su colega británico, Robin Cook, le ha anticipado que, después de las elecciones, previstas en principio para el 3 de mayo, y si se confirma la probable victoria laborista, Londres reanudará el diálogo sobre la soberanía de Gibraltar con Madrid en el marco del denominado proceso de Bruselas.

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