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Hallado en Galicia otro cadáver del accidente de Portugal

Ocho días después del derrumbamiento del puente en el río Duero portugués, los servicios de rescate no han conseguido localizar aún el autobús y los tres vehículos que cayeron al agua con más de 60 personas en su interior. Por su parte, las autoridades españolas encontraron ayer el cuerpo de otra mujer en las proximidades de Ferrol, con lo que se eleva a siete el número de víctimas localizadas en las costas gallegas. El primer ministro, António Guterres, ha explicado que las operaciones de búsqueda continuarán 'todo el tiempo que sea necesario' hasta recuperar los cuerpos de las víctimas.

Ante el fracaso de las operaciones de la semana pasada, debido fundamentalmente al temporal que azotó el norte de Portugal, los servicios de rescate iniciaron ayer una nueva fase de búsqueda que consistirá en el rastreo del río con los equipos de detección de metales durante unos 25 kilómetros, justo antes del embalse de Crestuma.

Por otro lado, los obispos de Oporto y Coimbra lanzaron el domingo duras críticas contra el Gobierno portugués ante las denuncias sobre el mal estado del puente realizadas por las poblaciones afectadas, fundamentalmente por el alcalde de Castelo de Paiva, Paulo Teixeira. El obispo de Coimbra, João Alves, calificó de 'inadmisible' que las autoridades portuguesas ignorasen los avisos de las poblaciones 'haciendo oídos sordos a sus peticiones de ayuda y observaciones'. A su juicio, 'no se puede admitir la discriminación en las atenciones o la falta de cuidado en la solución de los problemas, dejando para más tarde lo que se debería hacer inmediatamente (...) o menospreciando el saber y la experiencia de los otros'.

En un artículo publicado en el Diário de Coimbra, João Alves critica también las operaciones de búsqueda, 'al desdoblarse en movimientos y esfuerzos, pero dando la imagen, a veces, de in-decisión y atolondramiento'. 'A la vista de acontecimientos tan graves', el obispo exigió a las autoridades 'una mayor y mejor dedicación al servicio de los ciudadanos'.

Por su parte, el obispo de Oporto, Armindo Lopes Coelho, explicó que el accidente del Duero 'es un motivo de clamor contra la injusticia y de protesta contra todos los que hicieron posible, o incluso anunciada, la catástrofe que provocó el caos psíquico y espiritual de esta población'.

'Problema no resuelto'

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'El interior del país', dijo, 'ha sido siempre un problema reconocido, pero no resuelto; la distancia ha acarreado marginación; la escasez de población rinde poco en las elecciones y retira prioridades a la inversión estatal (...) Hace mucho que era conocido el mal estado del puente. Pero entre promesas y promesas, falta de voluntad política, urgencia sentida y aplazamientos sin remordimientos y sin respeto, persistía en este pueblo la esperanza serena de una atención que no llegó a tiempo'.

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