El ex terrorista alemán Klein, condenado por el atentado contra la OPEP
Hans-Joachim Klein, el ex terrorista alemán que en 1975 participó en un asalto contra la sede de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en Viena, fue condenado ayer a nueve años de prisión por un tribunal de Francfort. En el proceso declaró Joschka Fischer, ministro de Exteriores alemán y antiguo amigo de Klein. El ministro había defendido a su antiguo compañero como un hombre 'amable' y 'emotivo', aunque un 'candidato predestinado a la clandestinidad' por su inestabilidad psicológica.
En el ataque a la sede de la OPEP, comandado por el venezolano Ílich Ramírez Sánchez, Carlos, los terroristas mataron a tres personas. La operación había sido ordenada por Libia, según afirmó ayer el Tribunal. Klein, de 53 años, fue condenado por asesinato, intento de asesinato y toma de rehenes. Rudolf Schindler, en cambio, fue absuelto por falta de pruebas. Sin embargo, contra él aún pende una demanda por pertenencia a banda armada.
Klein abandonó el terrorismo en 1977, cuando envió su revólver al semanario Der Spiegel y exhortó a sus compañeros a hacer lo mismo. Después, durante 20 años, vivió en la clandestinidad, hasta que fue detenido en un pueblo de Normandía (Francia) en 1998, antes de poder entregarse a las autoridades como pretendía.
El presidente del tribunal, Heinrich Gehrke, habló ayer de un crimen 'de confusa motivación' y consideró como atenuantes el difícil trasfondo familiar del ex terrorista, su temprano arrepentimiento y su más reciente disposición a colaborar con las autoridades en el esclarecimiento de las estructuras terroristas de los años setenta. Gehrke, además, resaltó que, entre todos los participantes de la toma de la OPEP, a Klein le correspondió la menor culpa.
No fue posible probar una participación directa del ex terrorista en los asesinatos de Viena. La fiscalía había pedido una condena de 14 años; la defensa, un máximo de ocho.
Junto a la publicación de fotos en las que se ve al hoy ministro Fischer golpeando a un policía en los años setenta, el proceso a Klein y el testimonio prestado en él por Fischer condujeron a una encendida polémica sobre las responsabilidades políticas de la generación del 68. Durante su comparecencia ante el tribunal, Fischer recordó que entonces también él se consideró 'un revolucionario' partidario de la violencia callejera.
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