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Tribuna:LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO
Tribuna
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Alternancia sin alternativa

Una vez más (y van...), los datos son inapelables. El sondeo electoral del Gobierno vasco dibuja un escenario que, matices coyunturales a un lado, repite una estructura política de fondo cien veces plasmada en otros tantos sondeos y siempre validada en las urnas. Es cierto que en el sondeo el nacionalismo vasco (PNV+EH+EA) ve disminuir su presencia parlamentaria, pues en el mejor de los supuestos se quedaría a dos escaños de los 41 que actualmente ocupan. Es cierto, en contrapartida, que los no nacionalistas (PP+PSE+UA) verían incrementado su peso, en el supuesto más favorable, hasta en cuatro escaños. Pero en el fondo no hay nada nuevo.Para escándalo de algunos y alborozo de otros, el PNV mantiene su porcentaje de voto, pudiendo además ganar uno o dos escaños. No hay nada que afecte a un partido-comunidad que ha sabido combinar como nadie la emoción del sentimiento para unos y el pragmatismo del interés para otros, hasta casi blindar un electorado heterogéneo pero fiel. Se ha dicho que el PSE se configura como "fuerza clave" en el nuevo Parlamento, en la medida en que su apoyo es el único que permitiría bien reeditar un gobierno tripartito PNV-PSE-EA, bien ensayar un gobierno PP-PSE-UA sustentado en una mayoría minoritaria. En realidad, ésta era la situación con la distribución actual de escaños. El PSE ha sido siempre la única fuerza política vasca con posibilidades objetivas para suturar una sociedad desgarrada por la acción de dos trenes poderosos que no es que avancen uno contra otro, sino que se alejan a toda velocidad en direcciones opuestas (el mayor riesgo para esta sociedad no es que se produzca un choque, sino que se radicalice un desencuentro). En cuanto al importante ascenso en escaños del PP, éste sigue resultando tan insuficiente o tan suficiente para configurar un gobierno sin nacionalistas como lo es hoy: en el Parlamento actual, PP, PSE y UA ya suman más escaños que PNV y EA. La única incógnita que el PP no puede despejar es la que, en la práctica, permitiría o no la alternancia: qué va a hacer EH con sus escaños.

Va a ser precisamente la posibilidad o no de esta alternancia la cuestión central de aquí al día siguiente de las elecciones. Aunque ya hemos visto que no es así, unos dirán que por primera vez se plantea la posibilidad de sustituir al PNV en Ajuria Enea y, en el caso de no lograrlo, volverán a decir que el PNV gobierna con el apoyo de "los amigos de los terroristas". Otros dirán que tal cambio en el gobierno no cambiaría nada en la convulsa realidad vasca y, en cualquier caso, defenderán la legitimidad de apoyarse en los votos de cualquier fuerza política legal para mantenerse en el poder. En cualquier caso, el debate sobre la alternancia va a permitir que EH rentabilice su descenso electoral, pues todos al final van a depender de lo que la coalición radical haga o deje de hacer.

Por eso, propongo humildemente que no se convierta la alternancia, sino la alternativa, en la cuestión central de estas elecciones. Y que todos los partidos democráticos asuman que, más allá de la alternancia posible, es imposible la alternativa al marco estatutario como punto de encuentro para avanzar hacia un futuro que, sin duda, será distinto; que es imposible la alternativa a una sociedad plural, mosaico, bilingüe; que es imposible, en fin, la alternativa a lo que hoy somos, pues nadie puede saber lo que seremos mañana.

Imanol Zubero es sociólogo y escritor.

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