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Las fuertes ganancias espolean las protestas

En España, como en el resto de los países europeos, los beneficios récord que logran las compañías petroleras están espoleando las protestas de las organizaciones de profesionales y de consumidores. Éstas acusan a las grandes compañías de acordar la subida de precios de los carburantes y de actuar con más rapidez para subir los precios de las gasolinas cuando sube el petróleo que cuando éste baja, aunque sólo sea ligeramente.Frente a las acusaciones y a las investigaciones que se llevan a cabo en países como Italia o España, las petroleras se defienden y argumentan que no están trasladando toda la subida de la materia prima a los combustibles. Es más, en algunos casos, como sucede con Repsol, adelantan cifras de lo que podría haber ganado en el caso de haber tenido menos sensibilidad hacia los intereses de los consumidores (o de los Gobiernos, muy preocupados por la evolución de los precios).

Las organizaciones de consumidores y usuarios, habitualmente, dan la vuelta a los argumentos de las petroleras y destacan que éstas no están dispuestas a reducir sus abultadísimos beneficios asumiendo menores incrementos de precios en los carburantes.

La crítica no está ayuna de lógica. Las petroleras funcionan como grandes conglomerados formados por compartimentos estancos que se corresponden con cada área de actividad. Y el objetivo de cada compartimento (y de sus directivos) no es sólo ganar dinero, sino ganar más que "en el mismo periodo del año anterior".

Y es que ninguna petrolera está dispuesta a asumir números rojos en ninguna de sus actividades. Si se puede -y ahora se puede dada la bonanza económica y el aumento de la demanda energética- hay que mejorar los resultados y buscar nuevas áreas en las que invertir. En pocas palabras, que los fuertes beneficios en producción permitan hacer el sacrificio de mantener el precio de los carburantes.

La consecuencia de todo ello es un aumento de la inquietud entre los consumidores y entre los profesionales cuyos ingresos dependen del precio de los carburantes. Los políticos, en algunos casos, también se hacen eco de esa inquietud. Ayer mismo, el portavoz de Economía del PSOE, Jordi Sevilla, y al hilo de la publicación de resultados de Repsol, reiteró la necesidad de imponer a las petroleras un recargo del 5% en el Impuesto de Sociedades.

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