_
_
_
_
Reportaje:

Diez años contra la aluminosis

Escandalosa lentitud

Diez años después de que el hundimiento de un bloque del Turó de la Peira destapara con toda la crudeza el alcance de una pesadilla llamada aluminosis, millares de familias catalanas continúan a la espera de que sus pisos sean reparados.Los barrios construidos deprisa y corriendo en los años sesenta con materiales de deficiente calidad pasaron factura, 30 años después, a unos poderes públicos que desde entonces no han parado de volcar cantidades multimillonarias en su reparación.

Las 120.000 viviendas que hasta ahora se han beneficiado de una inversión global de 110.809 millones de pesetas, de los cuales 27.774 ha sido subvenciones a fondo perdido, ilustran sobre las actuaciones realizadas hasta el momento. Desde los barrios afectados por esta patología del hormigón, sin embargo, se pone el acento en los más de 60.000 pisos que todavía aguardan a que sus viguetas sean reforzadas.

En base a la experiencia de estos años, la Generalitat está diseñando un nuevo modelo de actuación integral en un total de 16 barrios, urbanística y socialmente en crisis, situados una parte en el cinturón industrial de Barcelona -como La Mina- y diseminados otros por todo el territorio catalán. Son barrios en los que no bastan las reformas puntuales, por lo que intervendrán además de Vivienda, los departamentos de Bienestar Social, Enseñanza y Trabajo. El Gobierno catalán piensa negociar con los ayuntamientos y con las fuerzas vivas de cada localidad este proyecto que desea financiar con recursos procedentes del futuro plan de vivienda que entrará en vigor en 2002.

La rehabilitación que se está ejecutando en el barrio de Sant Roc en Badalona marca la pauta a seguir en las operaciones que se realizarán en los 16 barrios cuyo nombre no ha sido revelado. El nuevo hombre fuerte de Política Territorial y Obras Públicas, Ramon Roger, puntualizó que "Mina no hay más que una" y que los 15 barrios restantes responden a situaciones muy diferentes. La intervención interdepartamental se plantea para evitar que suceda como en otros lugares -El Raval de Barcelona, por ejemplo, aunque no lo citara-, donde las mejoras urbanísticas no han impedido que se perpetúen situaciones de marginación social.

Desde la Generalitat se valora sobre todo el tremendo esfuerzo realizado en la última década por todas las administraciones para atajar el mal de la aluminosis, que puso en peligro la inversión patrimonial de muchas familias trabajadoras, y destacan el avance registrado en la cultura del mantenimiento de la vivienda. Diez años atrás, el mantenimiento movía cifras irrisorias. En 1999 movió 400.000 millones de pesetas, es decir el 25% de todo el dinero que circuló en el sector de la construcción.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La aluminosis ha puesto a prueba la capacidad de reacción de las administraciones. Desde la Generalitat, el responsable de las actuaciones concertadas de Urbanismo y Vivienda, Ramon Roger, considera que "el conjunto de la acción pública ha reaccionado" y expresa un alto nivel de satisfacción sobre el ritmo de las obras, dada la complejidad de algunas de las intervenciones, como en el Turó de la Peira donde, según indica, la falta de espacio disponible dificulta enormemente un proceso que preveían acabar en el año 2004 y que confían terminar en 2003.Los barrios afectados contradicen las afirmaciones de Roger, y califican de "escandalosa" la lentitud con que se están llevando a cabo tanto la reparación como la sustitución de las viviendas más dañadas.

Sí hay acuerdo, en cambio, en que todavía queda mucho por hacer. De ahí que la Generalitat haya decidido continuar destinando partidas anuales a la reparación de las patologías del hormigón una vez se agoten los fondos reservados por el convenio suscrito con el Ministerio de Fomento por valor de 24.000 millones, a razón de 12.000 cada administración, cuya vigencia acaba este mismo año. El presupuesto de inversiones de la Generalitat prevé el año próximo una partida equivalente a la de los últimos años.

A cámara lenta

Los 10 años transcurridos desde que se vino abajo el inmueble del Turó, sepultando a una vecina, a quienes viven en los barrios aluminosos les parecen una eternidad. Por lo general son jubilados con bajo poder adquisitivo, para quienes el futuro se mide en periodos de tiempo mucho más cortos. Su avanzada edad y la intranquilidad que les produce vivir bajo unas vigas que se deshacen por momentos explican la ansiedad con la que han vivido los dilatados plazos anunciados por la Administración para reparar sus pisos. "No hay complejidad técnica que excuse la lentitud de unas actuaciones que sólo en Barcelona tienen pendiente la reparación de 4.200 viviendas, el 32% de las afectadas", decía el vicepresidente de la Federación de AA VV de Barcelona, Andrés Naya.

De entre los barrios que acumulan retrasos, Naya destaca el del Maresme -1.200 viviendas por rehabilitar-, donde hace tres años la Generalitat retiró las ayudas a las familias de rentas más bajas. El Polvorín, Via Trajana, Sant Cristòfol (Zona Franca) y el Turó de la Peira completan el mapa barcelonés de la aluminosis, que 10 años después continúan en obras.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_