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Rosa Novell lleva a Joyce al escenario con 'La noche de Molly Bloom'

El Ulysses de Joyce es, para muchos lectores, una obra densa, difícil, a veces imposible. Uno de los pasajes más populares es el último, en el que el protagonista, Leopold Bloom, cede la palabra a su esposa, Molly. En 1979, el autor y director escénico José Sanchis Sinisterra convirtió este último capítulo, de 60 páginas distribuidas en sólo ocho párrafos, en un texto teatral, que tituló La noche de Molly Bloom. Veinte años más tarde, la actriz y directora Rosa Novell ha retomado este monólogo en un montaje que se estrena esta noche en la Sala Artenbrut dirigido por Lourdes Barba. Ambas aseguran que la pieza llegará sin problemas a todo tipo de público.Hace algunas semanas, durante los ensayos del espectáculo, Novell ofreció una representación en el centro cívico Zona Nord, situado en Torre Baró. La actriz, muy sorprendida por las duras condiciones de vida de un barrio -"que no había pisado jamás", señaló-, tuvo la satisfacción de comprobar cómo un auditorio heterogéneo compuesto por 120 personas disfrutaba, reía y sufría al tiempo que lo hacía ella, metida en la piel de Molly Bloom.

La obra es el monólogo interior de una mujer que, en una larga noche de insomnio y con su esposo durmiendo plácidamente a su lado, repasa su vida, sus frustraciones y sus alegrías, su existencia pequeño-burguesa en un mundo dominado por los hombres, su sensualidad y su sexualidad. "Es el capítulo más leído del libro porque es el más obsceno, y eso a pesar de que Sanchis Sinisterra limó mucho la obscenidad", explica la actriz, que no se cansa de elogiar la labor de adaptación realizada por éste. "La ha convertido en una obra de teatro completamente accesible", subraya.

Novell se siente fascinada por un personaje que le ha permitido emociones poco habituales en su faceta de actriz. "Alguna vez, muy de tarde en tarde, percibes una impregnación total con el texto, una simbiosis. Con éste me ha ocurrido. Entiendo todo lo que digo, y el público reacciona de inmediato", señala. Respecto a Molly Bloom, dice de ella: "Es estupenda, me fascina, es divertida, habla del amor, de la rabia, de la frustración, del cariño, y me permite dejarme ir, puedo reír y puedo llorar". La actriz y directora cree que la obra gusta en el mismo grado a hombres y mujeres, aunque por razones distintas: "A las mujeres les gusta porque en muchos momentos se sienten reflejadas en el personaje. A los hombres, porque por fin saben qué piensan de ellos las mujeres en la intimidad".

Pese a que la obra es un monólogo, en el montaje de la Sala Artenbrut interviene también un actor, Ramon Garrido, que interpreta al esposo que duerme mientras su mujer se explaya. Para Lourdes Barba, esta presencia es muy importante porque acentúa en el espectador la sensación de ser un mirón, alguien que espía en una habitación compartida por un matrimonio, "algo que tiene más fuerza que espiar en una habitación individual". En la puesta en escena, la directora ha querido potenciar el juego entre realidad y ficción, crear una atmósfera onírica en la que transcurre toda la obra. La noche de Molly Bloom estará en cartel hasta el 7 de enero.

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