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Sydney 2000

El doble objetivo de Arakama

El piragüista visitó la tumba de su tío abuelo en Australia y espera estar cerca del podio en sus segundos Juegos Olímpicos

Robert Álvarez

Esteban Arakama, un apasionado del piragüismo, ha cumplido un doble sueño en Australia; el de todo deportista -estar de nuevo en unos Juegos Olímpicos- y otro más particular: visitar el cementerio en el que reposan los restos mortales de su tío abuelo Tomás Ormazábal. Esteban aprovechó la oportunidad durante la concentración de tres meses que realizó a primeros de año el equipo olímpico de aguas bravas en Penrith, la sede de las pruebas de piragüismo, situada a unos 70 kilómetros al oeste de Sydney. Su familia le había hablado del primo de su abuela, sacerdote, que en 1965 se fue a ejercer a Cairns, la ciudad tropical del noreste australiano y centro estratégico, para visitar la espectacular Gran Barrera de Arrecife. Sabían que había fallecido en 1972 gracias a una carta enviada por un sacerdote australiano en la que adjuntaba su documentación."Cuando nos concentramos en Australia ya tenía la idea de buscar el lugar en el que habían enterrado a mi tío abuelo", relata Esteban. "Estuvimos tres meses en Penrith y durante la semana y media que nos dieron libre viajé hasta Cairns". El viaje de más hasta la ciudad norteña situada a más de 3.000 kilómetros de Sydney dio sus frutos. Los restos mortales de Tomás Ormazábal estaban en un cementerio situado a unos dos kilómetros de la catedral de Cairns. El hallazgo fue posible gracias a que el capellán de la catedral había trabajado con Ormazábal y acertó a reconocerlo en una fotografía extraída de un recorte de un periódico vasco. "A mi abuela le hizo mucha ilusión cuando le mostré las fotos que hice", dice Esteban, que desde el día 30 de agosto está nuevamente concentrado en una casa alquilada por la federación española en Penrith y en la que están también los otros cinco miembros del equipo de aguas bravas, los guipuzcoanos María Eizmendi (K-1) y Jon Ergüin (C-1) y los catalanes Antonio Herreros y Marc Vicente (C-2) y Carles Joanmartí (K-1), además del equipo técnico encabezado por el italiano Roberto D'Angelo.

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Esteban Arakama nació hace 27 años en Irún pero desde que tenía 16 se ha pasado más tiempo en La Seo d'Urgell (Lleida) que en la ciudad guipuzcoana. El motivo no es otro que en La Seo existe uno de los dos únicos canales de aguas bravas de España. El otro se encuentra en Granada aunque el kayakista olímpico español tiene ahora la esperanza de que en breve se haga realidad el proyecto de los gestores deportivos vascos que han proyectado la construcción de un nuevo canal precisamente en Irún. Ahora Esteban y sus compañeros, cuando están en La Seo se alojan en un hotel pero desde que empezaron a concentrarse allí han vivido sucesivamente en una escuela agraria, en un convento de monjas y en una casa alquilada. Su deporte les exige pasarse horas y horas en el agua, a veces, en el frío invierno de La Seo, casi congelada. Ellos mismos transportan y se arreglan sus piraguas -el K-1 pesa un mínimo de 12 kilos y el C-2 un mínimo de 30 kilos-, embarcaciones muy personales porque cada uno tiene su forma de calzarse en el asiento.

Arakama lamenta que tras el día 22, dos días después de haberse disputado la final de su prueba, él y sus compañeros tengan que regresar a España y no puedan disfrutar del ambiente ni presenciar ninguna otra prueba olímpica.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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