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TRIATLÓN Sydney 2000

Raña, el último fenómeno

El español, quinto en una dura prueba ganada por el canadiense Whitfield, sueña con dar el salto al ciclismo en carretera

Carlos Arribas

Simon Lessing, el pentacampeón mundial, sólo podrá abandonar Australia con la satisfacción de medio deber cumplido. No se llevará al Reino Unido el oro deseado. Ni siquiera la plata o el bronce. Tras una carrera dura, el surafricano nacionalizado británico apenas quedó el noveno, a un minuto del ganador del primer triatlón olímpico masculino, el veloz e inteligente canadiense Simon Whitfield. El segundo fue el tremendo alemán Stephan Vuckovic y el tercero el sobrio checo Jan Rehula. Desde la perspectiva española, nació una nueva estrella. Iván Raña, un gallego con cuerpo de ciclista escalador y, a sus 21 años recién cumplidos, el más joven de los participantes, terminó el quinto y llegó a pensar en el podio.Raña, dicen quienes le conocen bien, es un superdotado para el deporte: el triatlón o cualquier otro que exija carácter, resistencia y una pizca de locura y atrevimiento. Este coruñés de Ordes, amante de pasarlo bien, capaz de ganar cuanto se proponga, llegó a Sydney, La Meca de los triatletas; se lanzó al recorrido por todos adorado: el puerto, el jardín botánico...; se enfrentó a los monstruos sagrados de un deporte que gusta de reconocer a los grandes su superioridad y no desfalleció.

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Ahí, a su lado, Lessing, una celebridad; allá, más lejos, los populares Craig Walton y Peter Robertson por detrás de él. Raña, feliz, corriendo a su aire. Y en juego, el podio. Walton y Lessing iban destrozados porque se habían enfrentado en un encarnizado duelo. Walton, el loco de la natación y el ciclismo, quería quedarse solo y se mataba en el intento. Lessing, de quien es proverbial su sangre fría y su olfato táctico para saltar en el momento decisivo, se dejaba vencer por el miedo. La fase del ciclismo, los 40 kilómetros a pedales, en teoría de recuperación, fue decisivamente desgraciada para ellos. Agotados, ya no contaban para la carrera a pie, para el momento aguardado por los grandes tácticos.

Ése fue el instante que Whit-field eligió para irse hacia la victoria superando en velocidad a Vuckovic. Y a Raña -Rana, según los rótulos olímpicos, que no saben de la ñ -, que concluyó más cansado que nunca, pero también más feliz que nunca, "con las piernas cuadriculadas". El español se sentó en un bordillo al pie de la Ópera y sólo recuperó el aliento al cabo de unos minutos: "Nunca había sufrido tanto. Ha sido un año agotador. Ahora, a descansar dos semanas y después ya decidiré si sigo o me quedo en la cama". ¿Bromea?

"Dentro de un par de años será el campeón del mundo", profetiza Eduardo No, el director técnico de la federación; "y ya veremos en los Juegos de Atenas. Sólo tiene 21 años y es buenísimo. Es capaz de correr una prueba de mountain bike un día y al siguiente, sin tiempo para la recuperación, ganar un triatlón. Es un fenómeno". "Sí", advierte Raña, "pero yo quiero ser ciclista de carretera. Quiero probar. Creo que se me dará bien. Si no, volvería al triatlón".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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