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El voto de las madres trabajadoras

Al Gore no va de progre de los años sesenta, nunca lo ha ido. Siempre se ha preciado de su monogamia, sus excelentes relaciones con sus hijos y su sobriedad respecto al tabaco, el alcohol y las drogas. Ahora, cuando despotrica contra Hollywood sin renunciar a su amistad y financiación, recuerda que su esposa Tipper se hizo célebre en los ochenta por desencadenar una cruzada contra los contenidos "obscenos" en las canciones dirigidas a los adolescentes. Y se suma a las tradicionales críticas de su candidato a la vicepresidencia, Lieberman, contra la violencia y el sexo en películas y series de televisión.La religiosidad y moralismo que impregnan estas elecciones estadounidenses no tienen el menor equivalente en Europa. Liberman, judío ortodoxo, cita a Dios hasta 30 veces en sus discursos y pide "un mayor papel de la religión en la vida norteamericana". Bush, un metodista practicante, afirma que Jesucristo es su "filósofo favorito" y, desde que John McCain le denunció por acudir a la universidad anticatólica de Bob Jones (Carolina del Sur), viaja acompañado de un cura con alzacuellos. Gore se precia de haber "nacido de nuevo a la fe cristiana". Este tipo de pronunciamientos encuentra el aplauso de sus compatriotas, el 93% de los cuales cree en Dios.

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Gore lanza una campaña moralista contra Hollywood al tiempo que acepta sus cheques

El caso Lewinsky es el desdibujado telón de fondo de la actual carrera hacia la Casa Blanca. Nunca es citado explícitamente por los candidatos; pero tanto Gore como Bush prometen de modo indirecto que con ellos no habrán líos con becarias. Bush habla de "restaurar el honor y la integridad" en el Despacho Oval y afirma que su esposa Laura le curó de su juventud mujeriega y alcohólica. Gore se presenta como el campeón de las "familias trabajadoras" y pone la suya como ejemplo. Uno y otro están buscando ese sector decisivo dentro del decisivo voto de las clases medias que son las llamadas soccer mom, las mujeres de los suburbios que combinan el trabajo con la crianza de sus hijos, y aún tienen tiempo para llevarlos a entrenamientos de fútbol.

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