Peñas, campeón europeo, choca contra sus limitaciones
"Hacer números"
Óscar Peñas chocó ayer contra demasiadas cosas. El campeón europeo de los 60 kilos admitió su equivocación en el combate contra el kazastano Bazarbek Donbay, pero se quejó amargamente de sus carencias. El yudoka más pequeño del equipo español se lamentó de su falta de medios para sobrevivir en la élite con esa beca de 1.700.000 pesetas en la que se quedó este año la de 4.500.000 que tenía anteriormente tras la rígida aplicación de las normas del programa ADO.Sólo quedó el noveno en los Campeonatos del Mundo de 1999 y el baremo se aplica según esa clasificación. Debía ser el séptimo. Pronto demostró que mantenía su gran nivel: ganó torneos y se clasificó para Sydney. Pero no le sirvió de nada."No lo conocía [a Bazarbek] de nada", dijo un entristecido Peñas tras quedar eliminado y comprobar incluso que, al perder su ganador con el surcoreano Jung -posteriormente, medallista de plata-, no tenía opción a la repesca. "No hay vídeos de los contrarios y, entonces, no sabes cómo van a actuar. Lo he hecho todo para entrar y él sólo se ha defendido. Me ha contraatacado dos veces y así me ha ganado. Tenía que haberme quedado parado, como él, y esperar acontecimientos. Pero ni yo lo he pensado ni me lo han dicho".
Peñas se siente abandonado: "Aparte del fallo evidente, he estado trabajando prácticamente solo, sin entrenador personal, porque la federación los tiene generales, para muchos. Y me he sentido solo. Soy un profesional, me entreno seis horas diarias y no puedo hacer más con un millón y medio. Franceses o alemanes a los que vencemos muchas veces ganan diez millones. Yo me pago el preparador físico, hago la planificación... Y menos mal que una marca me da el equipamiento. Pero así se me plantea siempre si voy a poder seguir. A ver si aguanto: he de hacer números. He estudiado Magisterio y quiero hacer el INEF. Pero tengo que dar clases de yudo para ganar algo más".La federación le paga también una beca de 800.000 pesetas y matiza la queja de Peñas, que ha tenido problemas en su club, razón fundamental para su aislamiento. Su amargura es la de tantos campeones de deportes que no encuentran patrocinadores. "El que no llora no mama", concluye.
El primer día de los pesos pequeños fue grande para Japón. Dos estrellas ya consagradas sumaron más glorias en su palmarés. Ryoko Tamura, cuatro veces campeona mundial, consiguió al fin su primer título olímpico y Tadahiro Nomura repitió su título de Atlanta 96 de forma deslumbrante. Tras eliminar al campeón del mundo, el cubano Poulot (bronce) en la final de su cuadro, despachó al surcoreano Jung en la final en sólo 11 segundos. Sus proyecciones fueron prodigiosas.
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