Un teniente coronel se declara 'gay' y pide respeto para los homosexuales
Sánchez Silva decide 'salir del armario' para provocar un debate en las Fuerzas Armadas
Sembrar una semilla y provocar un debate. A partir de estas premisas, José María Sánchez Silva, de 49 años, teniente coronel del Cuerpo Jurídico de las Fuerzas Armadas, ha dado un paso histórico al convertirse en el primer militar español de alta graduación que declara públicamente su homosexualidad. "Creo", comenta Sánchez Silva, "que mi gesto es honorable, verdadero y valiente como pide la ética militar. Aunque el Ejército se ha democratizado, si alguien no da este paso transcurrirá mucho tiempo hasta que se apliquen los derechos de los homosexuales en las Fuerzas Armadas".
Discriminación prohibida
Jurista de formación, con un amplio currículo a las espaldas que incluye varias condecoraciones militares y la secretaría de estudios de la Escuela de Estudios Jurídicos del Ejército de Madrid, Sánchez Silva ha meditado mucho el paso que acaba de dar. Durante años, este teniente coronel de aspecto frágil, de verbo fluido y meticuloso y con aire de profesor universitario, ha tenido que soportar infinidad de chistes homófobos en los cuarteles o en las salas de banderas, ha escuchado en silencio las hazañas sexuales de sus compañeros -siempre con mujeres, claro- o se ha visto obligado a callar con resignación cuando una anciana vecina le ha espetado en el ascensor aquello de "no sé donde vamos a llegar en este país con tantos maricones y maleantes que andan sueltos".
Apóstata ante notario
"La legislación actual", manifiesta Sánchez Silva, "comenzando por la Constitución, prohíbe de modo implícito o explícito la discriminación por orientación sexual en el Ejército, pero las represalias sutiles o las discriminaciones atávicas siguen pesando en las relaciones diarias. Me he decidido a declarar públicamente mi homosexualidad porque los derechos se han de ejercer y las leyes se han de adaptar a la realidad social. Así de claro".El teniente coronel despliega argumentos jurídicos sin aparentes fisuras, defiende su opción homosexual con un fondo de reivindicación social y, aunque le cueste nervios y angustias, está convencido de que alguien tenía que atreverse en las Fuerzas Armadas a dar este paso. "Yo no quiero protagonismo", aclara, "pero sé que voy a convertirme en un referente para muchos gays que sirven en las Fuerzas Armadas españolas".
La larga conversación mantenida con este diario el pasado jueves transcurre en la redacción de Zero, una revista gay de información y estilos de vida que ha brindado sus páginas para que muchos homosexuales salgan del armario, una expresión que significa una declaración pública de sus opciones sexuales. Ahora le ha llegado el turno a José María Sánchez Silva, que aparece en la portada del número de Zero que saldrá la venta esta semana y que incluye una breve entrevista con el militar y un artículo jurídico del teniente coronel sobre los derechos de los homosexuales. Pero, en ediciones anteriores, artistas como Nacho Duato o escritores como Terenci Moix han revelado esta faceta de su intimidad.
Ahora bien, como subraya Ricardo Llamas, redactor jefe de Zero y autor de libros como Teoría torcida (Siglo XXI) u Homografías (Espasa), "la salida del armario de José María Sánchez Silva no es en absoluto cómoda. No le va a servir ni para vender más discos, ni para promocionar una película, ni para abarrotar un local de algún barrio de Madrid que frecuenten los homosexuales".
A pesar de que siempre están en tela de juicio esos difusos límites entre lo público y lo privado, tanto Sánchez Silva como los impulsores de Zero se hallan muy lejos de esa actitud popularizada en Estados Unidos de don´t ask, don´t tell (no preguntes, no lo digas), una fórmula un tanto hipócrita que evita las discriminaciones a la hora de ingresar en las Fuerzas Armadas norteamericanas. "Una opción sexual", apostilla Sánchez Silva, "debe llevar aparejada la posibilidad de explicitar pública y privadamente tu sexualidad. Por descontado, sin atentar contra la libertad ni contra la dignidad de ninguna otra persona". El teniente coronel ejemplifica con dos manifestaciones recientes las razones últimas de su decisión de salir del armario. "Mi actitud", insiste, "reclama el derecho a la visibilidad, ese mismo derecho que ejercieron hace pocas semanas miles de homosexuales en las movilizaciones de Madrid o de Roma. Como militar no puedo participar en una manifestación, pero apoyo totalmente esas luchas".
Por si resta alguna duda de la dificultad de mantener una actitud libre en el Ejército, José María Sánchez Silva escenifica cómo desvían sus pasos o apartan su mirada algunos subordinados a la hora del preceptivo saludo militar. "Lo justo", observa, "parece la discreción, pero eso nos lleva a renunciar a nuestros derechos, a sufrir en silencio, a seguir enclaustrados". Intenta llevar su coherencia, ese equilibrio de jurista demócrata y con sensibilidad social, hasta los últimos extremos, pero no se considera un provocador. Buen aficionado al cine, utiliza situaciones repetidas una y mil veces en las películas americanas de los años cuarenta y cincuenta para buscar una analogía con su salida del armario. "Durante la época dura de la discriminación racial se consideraba una provocación que un negro entrara en un bar o en un restaurante de blancos. Incluso algunos dirigentes negros tachaban de contraproducentes aquellos desafíos. Hoy sabemos que no se trataba de actos de provocación, sino de actos de defensa de la dignidad personal", afirma.
Siempre con las leyes en la mano y con la coherencia como bandera, esta declaración pública de homosexualidad tiene un antecedente importante en la vida de este militar de alta graduación. Creyente en Cristo, pero no sumiso seguidor de la doctrina católica, José María Sánchez Silva anunció hace tres años a un obispo su voluntad de apostatar de la fe. Ante las numerosas trabas que observó en la jerarquía católica, ni corto ni perezoso, se fue a una notaría y firmó un documento notarial de apostasía. "Resulta increíble que si alguien quiere darse de baja en una organización, no pueda hacerlo", dice.A pesar de su aplomo de veterano abogado que ha tenido que resolver muchos pleitos, José María Sánchez Silva está nervioso por las posibles repercusiones de su decisión. "Claro que no me van a sancionar por el hecho de declarar que soy gay. Faltaría más. Pero no se me escapa que las represalias pueden ser de muchos tipos. Puede haber un tipo de castigo sutil que apele únicamente a motivos de trabajo o a presuntos descuidos en el servicio". De momento, este teniente coronel del Cuerpo Jurídico se ha trasladado a vivir a casa de un matrimonio amigo hasta que escampe la tormenta que, sin duda, van a provocar sus declaraciones, su valiente toma de postura. "Intento ser consecuente con mi forma de vivir y de pensar. Mi declaración de apostasía es un ejemplo. La diferencia es que de la existencia de ese documento notarial no se enteró nadie y ahora media España se va a enterar de que un teniente coronel ha dicho que es homosexual".
Al final de una charla de varias horas, José María Sánchez Silva sonríe al periodista al despedirse y exclama: "No quiero ni imaginar la cara que van a poner mis vecinos de toda la vida cuando se enteren de que el serio y formal teniente coronel ha resultado ser un gay".
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