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Marruecos registra una cosecha récord de la planta del hachís

La Unión Europea denuncia el aumento del cultivo de droga con destino a Europa

La cosecha de cáñamo índico, la planta con la que se elabora el hachís, ha superado este año en Marruecos todas las expectativas. Fuentes de la oficina de la UE en Rabat estiman en varios cientos de toneladas el crecimiento de la producción. Marruecos dedica regularmente entre 60.000 y 80.000 hectáreas al cultivo de esa planta, principalmente en la región del Rif, en el cuadrilátero entre Tetuán y Alhucemas, por el norte, y Taunat y Taza, por el sur.

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En los ultimos años, la superficie de cultivo se ha incrementado por extensión de las zonas de producción hacia el sur, y se han detectado campos de cáñamo índico incluso en las regiones agrícolas de Fez y Settat. Las expectativas creadas por la llegada del nuevo rey, Mohamed VI, que sucedió hace un año a su padre, Hassan II, y la destitución del todopoderoso ministro del Interior Dris Basri no han dado aún los frutos esperados.

Según expertos de los servicios de información occidentales, "es posible que Basri no haya transmitido a su sucesor todas las informaciones relativas a la producción y comercialización del hachís".

Hace unos años, Dris Basri mandó redactar un Libro Blanco sobre la droga en Marruecos, en el que admitía la existencia de una superficie dedicada al cultivo de unas 60.000 hectáreas.

En Marruecos se permite el cultivo del cáñamo índico.El consumo de hachís es tolerado, pero, en cambio, está penalizada la tenencia, transporte y venta de la droga. Una contradicción que permite al reino marroquí ser el principal productor de hachís del mundo, según el último informe del Observatorio Geopolítico de Drogas, con sede en París, y el principal abastecedor del mercado europeo.

Las autoridades de Marruecos, tanto en tiempos de Hassan II como actualmente, mantienen que no se puede erradicar el cultivo del cáñamo índico mientras no se ofrezca una alternativa a los campesinos que viven de ello. En base a estas consideraciones, han insistido frecuentemente ante la UE para que colabore activamente en un programa de desarrollo del norte de Marruecos.

Desde hace unos cinco años, cuando se publicó el Libro Blanco de Basri, Marruecos ha venido recibiendo pequeñas ayudas para programas piloto de sustitución del cultivo del cáñamo índico. Varios miles de hectáreas en el Rif fueron dedicadas a cereales y árboles frutales. La empresa española Tabacalera, con apoyo comunitario, propuso realizar una experiencia de sustitución de la planta por tabaco, que hasta el momento no ha pasado del papel.

En los ultimos años de Hassan II, las superficies dedicadas al cultivo de cáñamo índico fueron discretamente ocultadas a los ojos de los turistas que podían aventurarse por el Rif. En los bordes de las carretreras se veían pequeños campos de trigo, almendros, olivos y frutales. Sin embargo, en este ultimo año todo eso ha desaparecido y los verdes mantos de la planta han llegado a los bordes del asfalto. En la carretera que une Ketama y Taunat, a lo largo de casi 50 kilometros, en medio de un paisaje montañoso con gargantas y valles profundos, los campos de la planta del hachís se sucedían sin interrupcion.

Considerando la sequía que sufre Marruecos desde hace casi tres años, fuentes españolas de la lucha antidroga consultadas por este periódico habían minimizado la producción marroquí de hachís para este año (cifrada en 2.000 toneladas sobre una cosecha de 70.000 toneladas de cáñamo índico). Su inesperado incremento podría tener relación con una mejor utilización de simientes enriquecidas procedentes probablemente de laboratorios europeos y una meticulosa irrigación de los campos. Un par de semanas antes de la cosecha, que se efectúa tradicionalmente a finales de junio, las plantas de cáñamo índico habían alcanzado una media de un metro a un metro veinte, con hojas excepcionalmente verdes y robustas.

El principal mercado del hachís marroquí sigue siendo Europa, aunque en los últimos años se ha abierto un pequeño mercado en Argelia y otro incipiente en África occidental. El mercado interno marroquí tambien está en crecimiento, aunque no llega a absorber ni el 5% de la producción total. El Ministerio del Interior español, que sigue de cerca las actividades de este sector en Marruecos, sospecha que la vía de exportacion más importante de la droga hacia Europa se hace por barco. "Hemos constatado, sin embargo, que desde que la flota pesquera europea no faena en aguas marroquíes ha aumentado el tráfico a través de camiones, más fácilmente controlables", informa a este periódico una fuente del citado departamento.

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