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Reportaje:EL CAMBIO TRANQUILO EN ANDALUCÍA

La hora de los Antonios

La historia de un grupo de alcaldes sevillanos que apoyaron el cambio tranquilo de Zapatero

Carmen Morán Breña

Una segunda vuelta

El pasado 9 de junio un grupo de políticos se citan en el hotel Emperador Trajano de Sevilla. Están preparando un segundo cambio para el partido socialista, hundido en la crisis tras la derrota electoral de Joaquín Almunia. La renovación se llama Nueva Vía y se ha gestado en Madrid de la mano de jóvenes parlamentarios socialistas que se agrupan en torno a un líder, José Luis Rodríguez Zapatero. El PSOE prepara su 35º Congreso Federal y cuatro candidatos van a competir por la secretaría general vacante. Ya Zapatero y su equipo se habían reunido en Madrid en casa de Trinidad Jiménez alrededor de un desayuno con cruasanes. Después cogen la carretera y recorren el mapa para tantear sus posibles apoyos en las provincias españolas.El sevillano Antonio Cuevas, uno de los miembros del grupo del cruasán, se pone en contacto con Francisco Toscano, alcalde de Dos Hermanas, y le hace partícipe del cambio que se proyecta. Cuevas y Toscano se conocen de antiguo: el primero fue aparejador del Ayuntamiento nazareno y tiene ya una amplia trayectoria política en el partido que comenzó en Sevilla. Se pregunta quiénes en la provincia podrían estar dispuestos a apuntarse a la Nueva Vía que han diseñado. Y, sobre todo, quiénes, entre los delegados que irían al congreso, votarían por Zapatero.

La primera reunión en el hotel Emperador Trajano no tiene un ambiente muy cálido. A Cuevas y Toscano se une el primer Antonio, pero en este caso es una mujer: Antonia Hierro, la alcaldesa de Tomares, que se apunta a este salto generacional diseñado en Madrid. Por la tarde está previsto otro acto abierto para que los militantes conozcan a Zapatero, pero no se celebra. Felipe González está en Sevilla y se reúne con el líder de Nueva Vía en Dos Hermanas.

"Hablaron largo y tendido", recuerda Antonio Toscano.

Este frío primer encuentro con los sevillanos no les desanima a pesar de que los apoyos, que hoy brotan como setas, entonces no eran tantos.

Zapatero vuelve a la ciudad el 30 de junio. Para entonces ya se han producido algunos movimientos, los primeros y más auténticos. Un grupo de alcaldes se interesa ya por el proyecto. A los Antonios -se llaman así la mayoría- les une sus responsabilidades políticas en el ámbito local; su generación, entre 30 y 40 años; sus ganas de cambio, de que se acaben las familias y las rencillas en el partido y el reparto de las cuotas de poder, y una circunstancia más: casi todos son, a su vez, diputados provinciales y ya han hablado antes de sus preocupaciones.

Un restaurante nuevo, cerca de la estación del AVE, sirve de marco para esta segunda reunión, a la que llegan Cuevas, Toscano y una concejala de Dos Hermanas, Basilia Sanz. Después se sumarán Antonio Gutiérrez Limones, alcalde de Alcalá de Guadaira, y Antonio Casimiro Gavira, alcalde de Mairena del Alcor.

Zapatero ya ha presentado su candidatura -lo hizo el 25 de junio en León- y necesita firmas que lo avalen. Los alcaldes quieren saber si el movimiento va en serio, si "se quiere renovar el partido o sólo ganar la ejecutiva", explica Gutiérrez Limones. Pero tras la reunión, salen convencidos. "Hay un intercambio de opiniones, Zapatero es un hombre sencillo, abierto y de gran formación. Ellos, los alcaldes, son jóvenes y defienden el cambio. Es difícil resistirse", recuerda Francisco Toscano, el más veterano de todos ellos. La firma de avales se completa en la Diputación. Definitivamente, firman por el candidato Antonio Gutiérrez Limones, alcalde de Alcalá de Guadaira; Antonio Casimiro Gavira, alcalde de Mairena del Alcor; Antonio Gutiérrez Lora, alcalde de Las Navas de la Concepción; Antonia Hierro, alcaldesa de Tomares; Carmen Tovar, alcaldesa de Castilleja de la Cuesta, y Francisco Toscano, de Dos Hermanas. Dos más se suman a estas firmas: "Una compañera de Lora del Río y Jesús Rodríguez Román, viceconsejero de Justicia", remata la lista Toscano.

Con los apoyos decididos, comienzan las presiones. Se sabe que José Bono es el candidato con más apoyos en la delegación sevillana, que se resiste a que haya un grupo que se desmarque.

El 6 de julio, Zapatero se reúne en Madrid con delegados de toda España que se han sumado a su proyecto. Al hotel Victoria acude Antonio Gutiérrez Limones, que se ríe, a toro pasado, de lo premonitorio del nombre del hotel. "A mi vuelta comuniqué a los alcaldes las estrategias de la campaña", dice.

Y el 14 de julio, una semana antes de convertirse en el nuevo secretario general del PSOE, Rodríguez Zapatero vuelve a Sevilla para asistir a un acto abierto con los compañeros. Fueron unas 200 personas. Aquella noche el grupo de alcaldes se reúne de nuevo con él. Alrededor de la mesa hay más personas. Ha venido Trinidad Jiménez, José Blanco, Jesús Caldera, entre otros. Comen pescado, unos dicen que fue urta a la roteña, otros que lubina, otros que dorada a la sal. Sí se sabe que se pagó a escote y que se volvió a hablar de las presiones que estaban sufriendo por apoyar a Zapatero. El candidato, para acabar, toma un licor de manzana sin alcohol.

"También hablamos de si era necesaria o no una segunda vuelta para elegir al secretario general en el congreso, pero José Luis decidió que con una bastaba", recuerda Gutiérrez Limones."Hay dos decisiones que el secretario general tomó en solitario: si se decantaba por una o dos vueltas para la elección y cuándo y dónde presentaría su candidatura", explica Francisco Toscano. "Para la primera, quiso que fuera tarde y en León, su tierra, y le salió bien. Para la segunda, decidió apostar por una sola vuelta por dos motivos: porque no quería aparecer como perdedor reclamando una segunda vuelta, y porque pensaba que si alteraba las reglas del juego diseñadas por la Comisión Política que preparó el congreso, él no podría después tener crédito para imponer disciplina en el partido. Eso también le salió bien".

Cuando los alcaldes cogen el AVE para Madrid van preparados para ganar el congreso: "Dijimos que el PSOE no era patrimonio del 82, que no es de familias, que no tenemos rencillas con nadie y que el movimiento municipal debe estar muy presente, porque es importante para ganar, y si no se entiende así, no se ganará nunca", afirma con vehemencia Carmen Tovar, alcaldesa de Castilleja. Y con ese espíritu, llegan al congreso. "Antes no nos habíamos sentido solos pero al llegar allí nos sentimos como un subconjunto, la verdad", dice Tovar.

"La misma noche del sábado, antes de votar, se nos convoca a la delegación de Sevilla a una reunión urgente. Allí se nos presiona para que cambiemos nuestro voto. Hubo trifulca", recuerda Gutiérrez Limones. Su colega Antonio Gutiérrez Lora ya no quiere hablar de eso. Pero otro Antonio, el alcalde de Mairena, se atreve a ponerle nombre a aquella discusión previa a la votación: "Caballos [José, portavoz parlamentario y secretario de Política Institucional del PSOE andaluz] ha conseguido que el 90% de los secretarios provinciales estén en contra de él. Es que no se puede ser más papista que el papa, ahora quito, ahora pongo; pero tú quién eres. No torees desde el burladero".

Para Francisco Toscano (Kiko, como le llaman) "las presiones son normales". "Yo ya he vivido muchos congresos pero para ellos era el primero. Y este ha sido muy relajado", dice.

La votación se produjo como estaba prevista y Zapatero, en contra de lo que se esperaba, ganó. Por poco, pero ganó.

El grupo de alcaldes sevillanos -también los hay en otras provincias andaluzas- saben que ahora están en una posición más cómoda, pero rechazan que tengan la fuerza para hacer y deshacer. Sólo quieren que se acaben las familias y el inmovilismo, que se escuche a la gente en el partido y a los simpatizantes en la calle. Ellos se reafirman como movimiento municipalista, desde donde creen que debe partir el cambio.

Y también piden que las palabras cambio y renovación se extiendan a toda Andalucía. Cierran filas en torno a Manuel Chaves, y se quejan de que les quisieran poner en contra de Chaves sólo porque apoyaron a Zapatero. Reconocen a Chaves como líder y a él le piden que pilote el cambio tranquilo que se impuso en el congreso socialista. "Le hemos hecho llegar a Chaves que no queremos a Caballos de intermediario, ni presiones, ni amenazas", cuenta Antonio Casimiro Gavira.

"Estamos con Chaves, por supuesto, y no todos tienen que cambiar, pero sí se necesita savia nueva. Él debe liderar ese cambio", pide Antonia Hierro. Y su colega Antonio Gutiérrez Lora le pone un lema al cambio tranquilo: "Para los mayores, respeto, para los jóvenes, oportunidades".

Toscano ya es veterano. Ni siquiera está en esa franja de edad en la que se encuadra la nueva ejecutiva del partido, pero la palabra riesgo no le asusta demasiado. "Yo le dije a Felipe que había que arriesgar y que si él estaba en la dinámica de los jóvenes emprendedores que fuera coherente con eso". Respecto al secretario general andaluz opina: "Chaves ha debido sacar cosas claras de este congreso. Él meditará. Nadie le discute que sea el secretario general, pero puede planteárselo él mismo. Chaves va a abrir la comunicación con más gente, que en Andalucía estaba polarizada en tres o cuatro personas. El congreso le va a hacer ver que eso no sirve. Que no se puede decir que hay que escuchar a la gente de fuera y no escuchar ni a los de dentro. Él nos va a escuchar a todos. No se pueden repetir los errores de lo que pasó con Borrell. Se ha dado una buena solución esta vez y hemos salido contentos, con ilusión y esperanza. Si ahora no se repite en los congresos regionales se corre el riesgo de seguir sin enterarse".

Los seis alcaldes sevillanos y algunos otros que también apoyaron a Zapatero, están en la línea del diálogo. Creen que el secretario general valora el municipalismo. "Le dijimos que no le apoyábamos para que hubiera el pasteleo de siempre, pero nos aseguró que la renovación hay que hacerla de arriba abajo". Eso convenció al alcalde de Mairena, Antonio Casimiro Gavira. Gutiérrez Limones habla también de esa renovación pero desde dos direcciones: de arriba a abajo y de abajo a arriba, "como un sándwich".

Si hay que renovar, ellos tienen ahora esa responsabilidad, porque, tras el congreso, algunos han pasado a ser miembros de la ejecutiva: Basilia Sanz, concejala de Dos Hermanas, ocupa una secretaría ejecutiva; Antonia Hierro es la encargada de la Comisión de Revisión de Cuentas; Carmen Tovar es responsable de la Comisión de Garantías. Antonio Gutiérrez Limones y Antonio Cuevas son miembros del nuevo Comité Federal. Todos han salido de la crisis socialista con la idea de que las heridas se han cerrado, de que las familias ya no tendrán el peso que tenían hasta ahora. Además, confían en Zapatero, al que califican de "entrañable, humano, dialogante, de gran formación". Uno de ellos, Antonio Casimiro Gavira, dice además que tiene "mano de hierro" para aplicar la disciplina y augura posibles sorpresas de este líder, aún desconocido.

Toscano recuerda una anécdota del congreso: "En un momento, Zapatero, con toda naturalidad, me comentó cuando ya era secretario general: 'Kiko, yo le pregunté a mi mujer cuando tenía dudas de si debía presentarme a candidato. Y ella me respondió que lo pensara muy bien, por el lío que eso supondría para toda la familia, porque estaba segura de que si me presentaba, ganaría".

Esta pequeña historia política debe acabar como empezó, con un grupo de alcaldes y un movimiento municipalista por el cambio, el segundo cambio. El pasado viernes volvieron a reunirse en un bar de Sevilla. Comieron juntos y se hicieron una foto de familia. Al menos la ilusión ya la tienen renovada.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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