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Fallido atentado de ETA con una bomba lapa contra un pequeño empresario de Guipúzcoa

Mikel Ormazabal

ETA quiso atentar ayer en Ordizia (Guipúzcoa) contra el empresario hostelero Juan Bautista Rubio, aunque el intento le pudo costar la vida a su hija, que conducía la furgoneta en la que los terroristas adosaron un kilo de dinamita. Un fallo en el mecanismo de la bomba lapa evitó que se activara la carga explosiva, colocada en los bajos del vehículo, lo que frustró el atentado contra el propietario de tres restaurantes. El intento se produce en plena oleada de cartas amenazantes de ETA contra la clase empresarial, y casi dos semanas después del atentado de Getxo, donde estallaron 50 kilos de dinamita.

De familia nacionalista

El artefacto, que no ocasionó víctimas, estaba preparado para estallar a una hora concreta y no se activaba con el movimiento del vehículo. ETA programó la bomba contra el empresario Juan Bautista Rubio para matarlo a las siete de la mañana de ayer. Sin embargo, no llegó a explotar porque el mecanismo que llevaba instalado no funcionó correctamente. A la hora prevista sólo deflagraron los dos detonadores de la bomba, sin que la carga explosiva se activara, según fuentes de la investigación.Tres horas después, la hija del industrial, Izaro, de 26 años, arrancó el vehículo y circuló unos 500 metros con la bomba adosada en los bajos, hasta que fue advertida de que llevaba un paquete extraño colgando en la parte trasera, relataron vecinos de la calle Gudari de Ordizia, donde la conductora detuvo el automóvil antes de avisar a la Ertzaintza y a la Policía municipal de la localidad. Al frenar, la bomba se desencajó y cayó al suelo.

Las fuerzas de seguridad acordonaron la zona durante tres horas y ordenaron desalojar las viviendas más próximas al lugar. Agentes de la Unidad Especial de Desactivación de Explosivos confirmaron que el artefacto estaba compuesto por un kilo de dinamita, similar al que ETA robó en septiembre pasado de un polvorín en Plevin, en la Bretaña francesa. Los artificieros hicieron detonarlo sin que explotara el artefacto, aunque lograron neutralizarlo. La hija retiró el vehículo y se alejó de la zona.

El atentado frustrado iba dirigido a un modesto empresario muy conocido en la zona, Juan Bautista Rubio Beloki, quien ayer se encontraba de vacaciones en Cambrils (Tarragona). Regenta tres negocios de hostelería en otras tantas localidades de la comarca del Goierri. Es propietario del restaurante Rubiorena, en Beasain, y dirige en régimen de concesión el Zezilionea, en Olaberria, y el Oiangu, en un parque público de Ordizia, su localidad natal. Sus allegados le definen como un empresario pequeño.

Juan Bautista Rubio pertenece a una familia que tiene afinidad con el entorno nacionalista. Su esposa fue una de las principales impulsoras de la fundación de la ikastola Jakintza de Ordizia y tiene parentesco próximo con un histórico miembro de ETA. Es familiar del empresario Patxi Arruabarrena, de Lazkao, que hace varios años tuvo que dejar el País Vasco tras recibir amenazas personales y varias cartas exigiéndole el pago del impuesto revolucionario.El atentado contra Rubio está encuadrado en la estrategia que ha reanudado ETA contra el tejido empresarial vasco, que el pasado 26 de junio también fue amedrantado con la explosión de 50 kilos en Getxo (Vizcaya) que dañó numerosas viviendas.

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Juan Bautista Rubio, según la versión de una persona de su entorno, había recibido mensajes de ETA a través de cartas de extorsión, algunas con amenazas directas, porque el empresario de Ordizia no había entregado el dinero que la organización terrorista le reclamaba.

Al conocerse el intento de atentado, el Ayuntamiento de Ordizia convocó una reunión de la junta de portavoces que se celebrará hoy para analizar lo ocurrido y emitir un comunicado de condena. Este municipio de 9.147 habitantes está gobernado por la coalición PNV-EA y Euskal Herritarrok, como en varios municipios de esta comarca.

El Gobierno vasco, a través de su portavoz, Josu Jon Imaz, ha expresaso su repulsa por esta nueva acción terrorista de ETA. En su opinión, la banda armada "vuelve a desoír a la inmensa mayoría del pueblo vasco". Imaz considera "execrable" la violencia desde el punto de vista "ético" e "injustificable" desde una perspectiva política. Además de la "rotunda condena", Imaz expresó la "solidaridad" del Ejecutivo vasco con la clase empresarial, a quien ha felicitado por su "compromiso firme" a favor de la creación de riqueza, el crecimiento económico y la generación de empleo. A la condena por este atentado fallido se sumaron todos los partidos políticos, excepto HB, y las organizaciones empresariales.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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