_
_
_
_
_
Reportaje:

Las otras muertes de Miguel Hernández

Después de 27 años cierra el último local del movimiento de librerías populares surgido en los años setenta

Es verdad que la historia ha ignorado el nombre del cocinero de Alejandro. Tampoco la historia de ahora, la de ayer mismo, conservará algunos nombres. El de la librería Miguel Hernández, por ejemplo. Por mucho o poco que hiciera para que cambiaran las cosas, para que generaciones de españoles mitigaran su soledad o su miedo con versos de Blas de Otero, con textos de Lenin o estudios de Pierre Vilar. Cierra la Miguel Hernández, al final de Arturo Soria, en San Blas. Y se cierran 27 años de librerías populares. Es -era- la última resistencia de ese intento por acercar la cultura a los barrios obreros que se dio en los años setenta..Ángel Escarpa, dueño de la Miguel Hernández -un punto harto, un punto cansado, un punto desilusionado-, echa el cierre a 27 años de

tesón. Cuenta que ya no vendía nada, que la gente prefería irse a las grandes superficies, a buscar ese libro millonario en ventas y pobre en ideas.

-Yo me pregunto qué lee esta gente... Qué lee ahora. Gentes que ya no conocen ni La Antología Rota, ni el Son Entero, ni Redoble de Conciencia.

Recuerda Ángel, de 63 años, los tiempos en que, bajo cuerda, pasaba las ediciones de tapa blanca de Losada, con los versos prohibidos de Nicolás Guillén, de León Felipe, de Pablo Neruda, de Miguel Hernández... Cuando el régimen perseguía la poesía, que era -de verdad lo era- un arma cargada de futuro. Cuando vender libros era un riesgo. Y se conspiraba en la trastienda. Y allí se reunían comisiones de huelga, piquetes informativos, comités del partido. Allí se escondían la vietnamita y los panfletos. Y uno no se creía que estuviera haciendo nada, sólo metido en esa historia común que fue la dictadura y la transición.

Ángel Escarpa ha mantenido la librería vendiendo en El Rastro, recorriendo los pueblos con su furgoneta, acudiendo con su puesto a la fiesta del PCE.

A Ángel lo detuvieron por vender libros. Y está orgulloso de ello. Le secuestraron Galicia mártir, de Castelao. Él, con otros como él, editó y vendió el Libro rojo del cole. Y el Gobierno de UCD lo detuvo. Que ahora parece que fue un paseo triunfal. Y no es tan verdad. Que no hace tanto que algunos libros estaban mal vistos y algunas ideas eran inconfesables. Y la historia -se cuente o no, luego- se hacía con libreros detenidos y con librerías destrozadas y obreros y estudiantes muertos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Dice Ángel Escarpa que la librería la cierra "el Gobierno fascista del PP. Esta cultura contra la cultura". Pero hay algo de amargura cuando habla del barrio, casi en reproche cariñoso. Echa en falta el apoyo que antes, en el franquismo y la transición, le daban sin pedirlo. Ahora hay en su librería hasta pintadas nazis. Ese fuera rojos que se creía olvidado.

-Esto ha cambiado mucho, ¿sabe? Tal vez a la nueva gente no les gusta esta librería, que, cada 14 de abril, ha enarbolado, orgullosa, la bandera republicana. Lo de ser rojo ha pasado de moda. Ya no hay clientes que vengan a hablar de libros, a pedir consejo o a recomendar. Ahora sólo quieren la novedad, la moda.

Cierra la Miguel Hernández y, antes que ella, fueron cayendo otras empeñadas en lo mismo, en meter la cultura en los barrios: La Colmena, en la Ventilla; El País, en el Pueblo de Vallecas; Pantós, en el Barrio del Pilar; La Oveja Negra, en Pueblo Nuevo; El Búho, en San Diego... Y tantas.

-El otro día me encontré con un compañero de entonces. Me confesó que todavía estaba pagando al banco los créditos pedidos.

En la nostalgia le quedan aquellos distribuidores -Visor, Seix y Barral- que se pasaban a charlar por la librería, los editores casi familiares -Akal, Diana, ZYX, De la Torre- que renovaban letras y dejaban depósitos durante meses.

No, de ellos no hablará la historia. Ni de la Miguel Hernández.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_