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Insípida celebración del Madrid

Scariolo critica al Barcelona y dice que hay que saber ganar sin violencia

Madrid, o mejor la sección de baloncesto del Real Madrid, celebró ayer la victoria de la Liga ACB tras derrotar el lunes al Barcelona en su cancha en el quinto partido de la final. Seis años hacía que el Madrid no ganaba la Liga, pero los festejos resultaron insulsos y anodinos, totalmente desangelados. La cercanía de los fastos y el clamor popular que sucedieron a la conquista de la Copa de Europa por el equipo de fútbol acrecentaron aún más el triste deambular de la sección de baloncesto por la capital con el trofeo de la Liga ACB debajo del brazo.Apenas unas decenas de aficionados recibieron al equipo al mediodía en Barajas. Por la tarde, el auditorio no fue mucho mayor. No pasaron de 300 las personas que se congregaron en la Puerta del Sol, frente a la sede de la Comunidad de Madrid, y posteriormente en la Plaza de la Villa, ante el Ayuntamiento, donde los jugadores, el cuerpo técnico y los directivos del Real Madrid acudieron ayer para ofrecer el título al pueblo de Madrid.

El ambiente no tuvo nada que ver con el que hace diez rodeó a la consecución de la Copa de Europa. Los policías eran los que más lo agradecían. "El baloncesto no atrae a mucha gente", le decía uno a otro al poco de llegar el equipo a la sede de la Comunidad. Los buenos y escasos aficionados al baloncesto allí congregados también echaban en falta un poco más de fragor en la celebración. "Con todo lo que hemos sufrido este año podían hacer algo en el pabellón", se quejaba una señora.

Pero el club no había organizado ningún acto de celebración, y unos tímidos "¡Madrid, Madrid" y "¡campeones, campeones!" fueron los únicos momentos de euforía en la calle mientras los jugadores departían dentro con Alberto Ruiz-Gallardón, presidente de la Comunidad, y sus consejeros. A la salida de los jugadores el entusiasmo creció un poco, y hubo palmas, abrazos y pasillo hasta el autobús para todos (Djordjevic fue el más agasajado), pero sin mayores excesos.

El mismo panorama se repitió poco después, en el Ayuntamiento, con milimétrica exactitud, aunque al menos en la Casa de la Villa los jugadores sí atendieron a los ruegos de los escasos 300 aficionados presentes y salieron al balcón a ofrecerles el título. "Es mi primera Liga, pero os aseguro que no va a ser la última", dijo Alberto Herreros, mientras Alberto Angulo, elegido el mejor jugador de la final, brindaba el triunfo "a los cinco mil aficionados que no nos pudieron ver ganar el quinto partido".

Ni siquiera esos pequeños guiños provocaron mayores entusiasmos. A los jugadores se les notaba cansados, agotados después de una temporada maratoniana y unas eliminatorias por el título que les han exigido el máximo; y a los aficionados, colmados por la octava Copa de Europa de fútbol.

Críticas al Barcelona

Por encima de las celebraciones, ayer sólo hubo cierto entusiasmo en algunas declaraciones que ahondaron en el cruce de críticas que ha adornado la final entre Madrid y Barcelona. El técnico blanco, Sergio Scariolo, volvió a quejarse del baloncesto que practica el Barça de Aíto García Reneses. "Hay que saber ganar no sólo repartiendo hostias y lanzando triples a lo loco, y ahora hay que saber perder. [Con la victoria del Madrid] ha triunfado el baloncesto técnico y de fantasía. Espero que esto sirva para que no se vuelva al triunfo del baloncesto sucio", afirmó Scariolo, que negó además haber presionado a los árbitros durante los partidos de la final, tal y como le critican desde Barcelona. "Dicen que hemos influido en el arbitraje. Es el momento de recalcar que eso es una mentira colosal que quizá sirva para que algunos puedan ocultar que no han estado a la altura de las circunstancias", zanjó.

El propio alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, se unió a las críticas al Barcelona y a su afición, reprochando que el Madrid hubiese tenido que recibir en el vestuario el trofeo de campeón de la Liga ACB. "El Madrid es un equipo que sabe ganar y sabe perder. Qué triste es que en algunas ocasiones, como ocurrió ayer [por el lunes], esto no ocurra en otros sitios", dijo.

Joan Gaspart, desde Barcelona, lanzó la misma crítica, pero en dirección opuesta. "El Madrid es un club tan sumamente distinto al Barcelona que no saben ni ganar ni perder, y eso es lo más triste que hay en el mundo", reprochó el vicepresidente del Barça.

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