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La encrucijada de Villalonga

Telefónica continúa su caída. Ayer retrocedió el 1,52% y acumula en el año una pérdida del 3,31%. En sólo dos días, la capitalización de Telefónica ha descendido 1,14 billones de pesetas, hasta los 13,02 billones, debido al descontento de los inversores por la intromisión política en la gestión. Pero, más allá de este importante descenso bursátil, en el mercado se empieza a dar más trascendencia a la imagen que Telefónica y su presidente, Juan Villalonga, tienen ahora en el sector. Según algunos analistas, puede haber perdido el tren de las grandes operaciones en las que estaba llamado a llevar la voz cantante y ahora su papel será secundario.

A ello se une la incertidumbre que hay sobre el futuro de Villalonga, tocado por el fracaso sufrido en su proyecto de fusionarse con KPN. Villalonga sigue encastillado en su casa de Miami, desde donde ha buscado apoyo de fondos de inversión de Estados Unidos, muy importantes en el capital de Telefónica.

Fuentes de la empresa aseguran que la entidad continuará con su política de alianzas y que Villalonga se siente consolidado. La postura mostrada por el Gobierno le ha restado mucha credibilidad; pero cuenta con la fuerte implantación de la compañía en Latinoamérica como mejor activo para que se le tenga en cuenta. Hay quien apunta que Villalonga nunca se irá tras un fracaso y que, en todo caso, pondrá sobre la mesa su cargo tras una sonada operación. Si le sale.

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