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ETA VUELVE A MATAR

ETA asesina a José Luis López de Lacalle, un histórico luchador contra el fascismo

Cuatro tiros en la cabeza y en el tórax segaron su vida junto al portal de su domicilio, en Andoain

El socialista y miembro del Foro Ermua José Luis López de Lacalle, de 62 años, fue asesinado ayer, minutos antes de las diez de la mañana, junto al portal de su casa, en el número tres de la calle Ondarreta de Andoain (Guipúzcoa), después de comprar los periódicos y desayunar a escasos 250 metros de su domicilio. López de Lacalle, columnista semanal del diario El Mundo y ex director financiero ya jubilado de una empresa de Tolosa, de donde era natural, recibió dos balazos en el pecho y otros dos tiros en la nuca cuando ya estaba en el suelo. Los disparos fueron hechos por una sola persona, aunque la Ertzaintza sospecha que otro etarra le daba cobertura en las inmediaciones.López de Lacalle, que sufrió ataques con artefactos incendiarios el pasado 8 de febrero en su domicilio, solía salir todos los domingos por la mañana a comprar los periódicos. Repetía los mismos hábitos cotidianos pese a recibir recientemente un aviso de los violentos y comprobar la campaña de acoso a cargos y militantes socialistas. Según personas cercanas a él, era contrario a llevar escolta, aunque decidió adoptar algunas medidas mínimas de precaución. Consideraba suficiente cambiar horarios y recorridos, sobre todo desde que alcanzó la jubilación hace dos años. "Voy a seguir llevando una vida normal y además tengo el apoyo de mi familia", dijo después de sufrir un ataque de los violentos.

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López de Lacalle salió de su casa sobre las 9.30 y se dirigió a la librería Stop, donde adquirió ocho periódicos que guardó en una bolsa de plástico. Después puso buen cuidado en cambiar de bar y, en lugar de desayunar en el Kabia, local que solía frecuentar, se dirigió, paraguas en mano, al bar Elizondo, muy próximo al primero y en plena plaza del pueblo. Allí pidió un café con leche y un cruasán, según contó el camarero de la cafetería, donde estuvo unos 10 minutos ojeando un periódico.

Desde este bar se encaminó hacia el portal de su casa, donde le esperaba el etarra autor de los tiros, de unos 25 años y supuesto integrante del comando Donosti de ETA, según informó ayer el consejero de Interior, Javier Balza. López de Lacalle recibió cuatro tiros, dos en la cabeza (en la nuca y en la sien) y dos en el tórax, que le causaron la muerte al instante. Miembros de la Cruz Roja, cuyas dependencias están al lado del lugar del asesinato, asistieron a la víctima durante unos minutos, pero sólo pudieron certificar su defunción, hacia las 10.15. Nadie vio el atentado, por lo que los miembros del comando tuvieron fácil la huida, ya que estaban a un paso de la entrada a la Nacional I, Madrid-Irún.

La calle Ondarreta fue acordonada por la Ertzaintza, que también dispuso controles en las tres principales salidas del pueblo. La policía autonómica retiró poco después de distintos puntos de Andoain dos vehículos con matrícula de Madrid que podrían haber sido utilizados por los asesinos y un tercero con el que chocó el asesino en su huida y en el que pudieron haber quedado huellas. La Ertzaintza se ha comprometido, a través de un comunicado del consejero de Interior, "a poner todos los medios a su alcance para tratar de localizar, detener y poner a disposición judicial" a los autores del atentado.

En medio del revuelo formado más allá del cerco policial, el cuerpo sin vida de López de Lacalle yacía en el suelo, cubierto con una sábana blanca, al lado de su paraguas rojo (abierto y boca arriba) y la bolsa con los ocho periódicos, entre los que estaba Gara, el diario afín a la izquierda abertzale.

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Una vecina de López de Lacalle, nada más comprobar la identidad del muerto, comenzó a avisar a los familiares. En el primer piso de la casa dormía en ese momento su hijo menor, Alain, de 21 años y estudiante de Derecho, mientras que la viuda, María Paz, había pasado la noche acompañando a su padre, delicado de salud, cuyo domicilio está situado enfrente. La hija mayor del asesinado, de 28 años, recibió la fatal noticia en Ginebra (Suiza), donde trabaja como psiquiatra.

El cadáver permaneció boca arriba y cubierto con una sábana blanca hasta las 12.30, momento en que la autoridad judicial ordenó el levantamiento del cadáver y su traslado al Instituto Anatómico Forense, en el cementerio de Polloe de San Sebastián.

"Lo iban a matar, lo iban a matar", repetía una y otra vez la viuda, María Paz. Su rostro reflejaba el dolor por la muerte de su marido, a quien siempre estuvo muy unida, incluso cuando estuvo cinco años preso en cárceles franquistas. A su casa fueron acercándose numerosos familiares, algunos de los cuales no pudieron reprimir gritos en contra de ETA. Los vecinos también lamentaron la muerte de una persona "íntegra", "coherente", "alegre", "valiente".

Numerosas personalidades públicas, dirigentes políticos y concejales locales de todos los partidos, salvo EH, acudieron al lugar del atentado. Todos reprocharon al alcalde de Andoain, José Antonio Barandiarán (EH), que no se acercase al lugar del atentado. Le habían comunicado por teléfono la necesidad de convocar un pleno extraordinario y organizar una concentración. EH hizo ayer público un comunicado en el que no condena el asesinato ni asume un ápice de responsabilidad.

El portavoz del Gobierno vasco, Josu Jon Imaz, llegó a las 11.15. Se le sumó después Gabriel Inclán, consejero de Sanidad, con quien regresó a San Sebastián para participar en un consejo extraordinario del Ejecutivo autónomo. Pronto llegaron gran número de cargos públicos y políticos y miembros del Foro Ermua, como Raúl Guerra Garrido, Consuelo Ordóñez o Carlos Totorica.

Casi nadie del PNV

Rosa Díez, Ramón Jáuregui, Javier Rojo, Jesús Eguiguren y varios representantes del PSOE se concentraron ante la casa del asesinado. Cargos del PP e IU, así como el rector de la Universidad del País Vasco, Manuel Montero, de cuyo Consejo Social fue miembro López de Lacalle, se sumaron a la concentración. En ésta se criticó la ausencia del lehendakari y la flagrante falta de dirigentes del PNV, a excepción de los cargos locales y de Joseba Arregi, natural de Andoain y amigo de la víctima.

El portavoz del PNV, Joseba Egibar, nacido también en este pueblo, no hizo acto de presencia, pero convocó a la prensa en el batzoki peneuvista, situado a escasos 200 metros. Egibar, que fue alumno de la viuda María Paz en la ikastola Aita Larramendi, glosó la figura del asesinado, de quien destacó su "impecable trayectoria", "comprometida con la democracia y la libertad". Hizo hincapié en que su muerte se produce justo el día en el que el IRA ha aceptado entregar sus armas.

A las 14.25 llegaron a la calle Ondarreta el vicepresidente primero Mariano Rajoy; y los ministros de Interior, Jaime Mayor, y Cultura y Educación, Pilar del Castillo, y el secretario de Estado de Seguridad, Pedro Morenés, quienes entraron en el domicilio con el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez. El funeral se oficiará a hoy las 19.00 en la iglesia de San Martín de Andoain, en cuyo cementerio tendrá lugar el entierro.

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