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Contra el muro de la Administración

Luis Tena, un oficial de notaría jubilado, batalla desde hace más de un año contra un asentamiento ilegal situado tras su casa, en la calle del Mediterráneo del popular barrio de El Cabanyal. Con el asentamiento ilegal la degradación de la zona se ha visto incrementada en materia de seguridad ciudadana, higiene pública y convivencia. Tena, que es un ferviente partidario de separar claramente la política de los derechos vecinales, es respetado por sus vecinos. Pese a su jubilación, este vecino, que se resiste a renunciar a su casa, ha batallado contra distintos planes urbanísticos -primero frente a los de la alcaldesa socialista Clementina Ródenas y ahora contra los de la popular Rita Barberá- y exige el derecho a vivir en su pequeño universo como cualquier ciudadano.La casa de Luis Tena está asediada por una suma de condiciones que ya han hecho desistir a alguno de sus vecinos de seguir residiendo en la calle del Mediterráneo de El Cabanyal. La línea del tranvía está situada a tres metros y medio de su portal -"cuando pase el siguiente convoy fíjese como vibra el suelo"-, desde el patio trasero de su vivienda restaurada con cariño la vista es la de un solar trufado de chabolas con coches abandonados y perros anoréxicos corridos a palos. La casa está amenazada, además, por el plan urbanístico del Ayuntamiento de Valencia, impulsado por el gobierno del PP, que ha previsto arrasar la calle y convertir su vivienda y las colindantes en un nuevo carril para vehículos.

Luis Tena no se sobresalta ya por los planes urbanísticos hechos a espaldas de los vecinos. Su experiencia demuestra que entre las intenciones y las realidades todavía hay un trecho, que casi siempre se ha traducido en un nuevo elemento de degradación del barrio.

Tena ha visto cómo se trafica con drogas, cómo un incendio provocado en la vivienda continua puso en peligro a su familia en septiembre del año pasado y cómo apedrearon su casa. Este vecino ha batallado también contra las montañas de basura, hoy retiradas, que se acumulaban en la parte trasera de su vivienda.

Según este vecino, las gestiones realizadas ante los distintos estamentos le han llevado de Herodes a Pilatos. Pese a la recogida de firmas, las denuncias y los requerimientos, Luis Tena sólo ha logrado una notificación del departamento de sanidad y consumo del Ayuntamiento de Valencia en la que el pasado 18 de febrero se le comunica que, "a la vista del contenido de los informes de la inspección y de la Policía Local", se ha dado traslado de las actuacioens para que se proceda "a la captura de los perros sueltos que deambulan por la zona, procediéndose al archivo del expediente por parte del departamento".

Luis Tena asegura que, pese a la comunicación, el panorama sigue siendo el mismo. Pese a su insistencia y a las gestiones realizadas los vecinos han seguido estrellándose contra el muro de la Administración. Tranquilo, firme, constante, este oficial de notaría retirado cree que la única solución está ya en la denuncia pública para que los medios de comunicación, en los que confía, hagan que su voz se levante por encima del muro para lograr que su existencia cotidiana sea lo más justa posible.

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