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La reconquista de las tortugas moras

La Consejería de Medio Ambiente ha puesto en marcha, en colaboración con la Escuela de Ingenieros Forestales de Gandia, un proyecto de recuperación de la tortuga mora en Alicante. La especie, catalogada de "interés especial" por el Ministerio de Medio Ambiente, se encuentra prácticamente desaparecida de los parajes de la Comunidad Valenciana y no hay conocimiento sobre la existencia de una población fija.Los estudiosos no se ponen de acuerdo sobre si la testudo graeca, nombre científico del reptil, es una especie autóctona de la provincia. Una de las teorías de mayor relevancia sitúa su introducción con la llegada de los árabes a la Península.

La alta densidad de población en el litoral alicantino, zona preferente para la tortuga mora, ha dejado a este reptil al borde de la extinción. Con mucha suerte, pueden verse ejemplares saliendo tras los matorrales de algún monte de la provincia. "Y aún así, no se sabe si son de personas que se han cansado de tenerlas en casa y las han liberado, o si se han escapado de algún chalé", apunta Marcos Fernández, del Centro de Recuperación de Especies de Santa Faz, en Alicante.

El coto de Doñana, Almería y la provincia de Murcia, son tres de las áreas en las que se pueden encontrar poblaciones estables de la especie.

El centro alicantino acoge en la actualidad cerca de 300 ejemplares de tortugas moras. Carles Dolz, técnico de la protección de especies de la consejería, asegura que el estudio tratará de dilucidar la "viabilidad" de reintroducir la especie en la provincia. En un plazo aproximado de un año, explica, "se buscará un hábitat adecuado para su nueva implantación".

Las temperaturas cálidas que precisa la tortuga mora para poder resistir los embites del invierno, situaría las zonas de posible reintroducción en un entorno no más lejano a los 30 kilómetros del litoral.

Pese al gran número de tortugas que se encuentran en el centro y que se han reproducido con éxito, el técnico de la consejería señala que sólo se podrían hacer sueltas con las crías. "Las especies que cuenten con 10 centímetros de caparazón podrán ser liberadas, pero las más grandes ya se han acostumbrado a la vida en cautividad y no podrían adaptarse a las condiciones de la vida en libertad, y probablemente morirían", señala. Pese a todo, Carles Dolz afirma que las tortugas que queden en cautividad servirán de criadero de la especie.

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La venta de la tortuga mora es ilegal y está penada con multas. No obstante, el centro ha acogido sólo en el pasado verano a 75 ejemplares provenientes de decomisos de las aduanas de la provincia, y un gran número de especímenes donados por particulares.

La gran población de tortuga mora que habita en África, hacen que el ferry de Argelia se convierta en una de las puertas de entrada de la especie.

La tortuga mora pasa en semiletargo el período invernal, sepultada en la tierra, y retoma su actividad con la subida de temperaturas. Las puestas las realiza en el mes de septiembre, de las que saldrán ocho huevos. Según los técnicos de Medio Ambiente, su reproducción en cautividad es fácil, por lo que es factible reunir un buen número de ejemplares para su suelta.

El problema con el que se enfrenta el proyecto para garantizar su éxito y que la especie pueda perpetuarse, es la agresividad que supondrá la presencia humana en la zona de suelta. La necesidad de esta especie de que exista una población alta para hacer posible su reproducción, es otro de los obstáculos del programa. "Será preciso soltar muchas tortugas en la misma zona para hacer posible su reproducción", señalan desde el centro.

El éxito de la iniciativa supondrá la reintroducción de esta especie en la actualidad desconocida en la provincia. El primer paso para que las sueltas prosperen será concienciar a las personas de que la tortuga mora no es una mascota.

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