El comité federal resuelve la dimisión de Almunia con un congreso ordinario y una gestora de 15 miembros
Ibarra reprocha a Chaves y Bono que se erijan en salvadores cuando son corresponsables de la crisis
La dimisión del secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, y el vacío de poder que originó su decisión, adoptada tras el duro revés electoral del 12 de marzo, se resolvió anoche en el comité federal con la elección de una comisión política -una gestora- que asumirá desde hoy mismo la dirección del partido y que preparará el congreso ordinario que se celebrará a finales de julio. La discusión en este comité federal se centró entre los partidarios de celebrar un congreso extraordinario frente a los que pretendían, y consiguieron por amplia mayoría, seguir las últimas instrucciones de Almunia, que abogaba por la máxima normalidad y celebrar el congreso dentro de cuatro meses. La votación arrojó 117 votos a favor del congreso ordinario, 38 a favor del extraordinario y tres abstenciones. La intervención más dramática la protagonizó el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, quien reprochó a los presidentes Manuel Chaves, de Andalucía, y José Bono, de Castilla-La Mancha, que pretendieran erigirse en salvadores del PSOE cuando ambos, como miembros de la ejecutiva, han tenido parte de responsabilidad "en el desaguisado" en el que estaba inmerso el partido.
Las intervenciones a favor del congreso extraordinario y las contrarias en torno al congreso ordinario consumieron 10 horas de un acalorado debate que llegó a dar visos durante muchos momentos de que las cosas iban a acabar mal. No fue así. Mientras representantes de las distintas familias hacían un análisis muy crítico de la situación en el PSOE - en las elecciones del 12-M se perdieron 16 escaños y 1,6 millones de votos- y consideraban un cierre en falso la celebración de un congreso ordinario en julio, otros dirigentes, pertenecientes a esas mismas sensibilidades críticas, negociaban la composición de la gestora que tendría que asumir todos los poderes del partido. Al final, los críticos votaron en contra del congreso ordinario, pero aprobaron la gestora, que se fue fraguando durante todo el día.
Los partidarios del congreso extraordinario fueron los llamados guerristas, borrellistas, Izquierda Socialista y algunas personalidades del partido como los ex ministros Juan Alberto Belloch y Carlos Solchaga. La coincidencia entre este último y el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, al menos en este punto, fue motivo de comentarios entre miembros del comité federal que consideraban casi irreal que una situación así pudiera darse, dadas las posiciones políticas antagónicas que tradicionalmente han mantenido.
Partidarios del congreso ordinario fueron todos los secretarios regionales, a excepción de Rodríguez Ibarra, encabezados por el andaluz Manuel Chaves. Los argumentos a favor y en contra se prolongaron durante todo el día, y al final de la jornada se hizo la síntesis, previa a la votación. El secretario general de Castilla-La Mancha, José María Barreda, y el dirigente andaluz Javier Torres Vela asumieron la defensa y Rodríguez Ibarra y Matilde Fernández consumieron sendos turnos en contra. La votación arrojó 117 miembros del comité federal a favor del congreso ordinario, 38 se inclinaron por el extraordinario y 3 se abstuvieron.
A primera hora de la tarde se produjo cierta impresión de que muchos miembros del comité federal atendían con gran atención los argumentos a favor de un congreso extraordinario. A final, sin embargo, se impuso el poder de persuasión de los secretarios generales unido al sentido de la disciplina que la mayoría de los miembros del federal tienen respecto a sus líderes territoriales.
En muchos momentos los argumentos parecían encontrarse, pero la diferencia fundamental se hallaba en la mayor o menor provisionalidad que se produciría en el caso de un congreso extraordinario. Los partidarios del cónclave ordinario recordaron a sus compañeros que si celebraban en 40 días, como es lo preceptivo, un congreso para elegir una dirección provisional que preparara el congreso ordinario para un año después, la tarea del PSOE de oposición al PP quedaría en blanco durante algo más de un año. Los partidarios del extraordinario señalaban, por su parte, que la crisis por la que atraviesa el partido es de tal gravedad que merece la pena incluso perder un año para buscar y afianzar a un líder, un equipo y un proyecto. Esta tesis la desarrolló el ex ministro Carlos Solchaga.
Pero los reproches más duros vinieron de Rodríguez Ibarra, quien se preguntó cómo era posible que los presidentes Chaves y Bono vayan a erigirse en "salvadores" de la situación, el primero presidiendo la gestora y el segundo como candidato a la secretaría general, cuando han formado parte durante estos tres años de la ejecutiva que ha llevado al partido "a este desaguisado". En un tono cargado de pasión y ante el silencio de todo el comité federal, Ibarra reprochó a la ejecutiva saliente que tras su estancia en el poder del partido durante tres años lo deje con 10 puntos de diferencia a favor del PP y "sin dirección". Y apostilló que con este cuadro, además se negaban a convocar un congreso extraordinario.
Chaves, que todavía a las diez de la noche lamentaba no contar en su gestora con Ibarra, respondió que no podía el PSOE dar imagen ni un solo momento de provisionalidad, algo que ocurriría si el comité federal se decantaba por un congreso extraordinario. Al final venció esta tesis, por la que había apostado Chaves cuando inició el martes pasado sus conversaciones con los secretarios generales.
Mañana, reparto de tareas
La nueva gestora se reunirá por primera vez mañana viernes para repartirse las tareas propias de la dirección de un partido con "plenos poderes" para adoptar las medidas que sean necesarias en todos los ámbitos.En primer lugar tendrán que designar a la dirección del grupo parlamentario y al portavoz que deberá subir a la tribuna de la Cámara baja en el debate de investidura del presidente del Gobierno, José María Aznar. En todo caso, sus decisiones, previsiblemente, nunca serán extravagantes toda vez que detrás de cada uno de ellos hay un secretario general, una federación o un sector del PSOE a quien consultar.
El comité federal aprobó ayer una resolución según la cual se decide convocar un congreso "para el mes de julio del presente año, salvo que la comisión política -gestora- y el propio comité federal estimaran alguna causa que justificara su celebración en otras fechas". Esta salvedad, sin embargo, no obedece en principio a ninguna intención de retrasar o adelantar las fechas.
Antes de la reunión se había discutido sobre el papel de los miembros dimisionarios de la ejecutiva saliente. Su papel será el siguiente: "El comité federal pide al conjunto del partido la máxima colaboración para afrontar, todos juntos, las próximas tareas, así como a los miembros de la comisión permanente de la anterior comisión ejecutiva su disponibilidad para los trabajos que la comisión política les pudiera encomendar".
Los afectados no tienen la menor duda de que hoy vaciarán definitivamente sus despachos para que entren los miembros de la gestora.
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