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Elecciones 2000

El Partido Popular se saca la espina de Cataluña

CiU resiste la bipolarización y se acerca a los socialistas, que pierden cinco puntos. ERC e IC-V obtienen un diputado

Milagros Pérez Oliva

El PP se sacó ayer la espina de Cataluña. Pese a que se produjo una gran abstención, el PP de Josep Piqué obtuvo 53.000 votos y cuatro puntos más que en 1996, lo que le permitió ganar cuatro diputados, dos a costa de los socialistas, uno de CiU y otro de IC-V. Los socialistas quedaron como primera fuerza en número de sufragios, pero con un retroceso muy importante respecto a las anteriores legislativas y, lo que es más grave para ellos, seguidos muy de cerca por los nacionalistas en número de diputados. CiU perdió terreno en número de votos, pero le ley electoral le permitió mantener 15 de los 16 diputados. Pese a este buen resultado, la coalición no pudo cantar victoria porque fracasó en su principal objetivo: ser decisiva en Madrid.

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La abstención, la mayor en unas elecciones legislativas, alcanzó el 35,3% del electorado

El PP subió del 17,96% de los votos de 1996 al 22,75%, logró por primera vez representación en Girona y su aumento en Cataluña contribuyó a la obtención de la mayoría absoluta en el conjunto de España. Pero, a pesar de este claro avance, el porcentaje de votos del PP catalán fue exactamente la mitad del logrado globalmente en España, de modo que Cataluña sigue siendo una de las comunidades en las que el PP consigue peores resultados.La alta abstención y el efecto Piqué castigaron duramente al PSC, que perdió 400.000 votos, retrocedió más del 5% y cedió 2 de los 19 diputados que tenía, uno por Barcelona y otro por Tarragona. El bajón socialista permitió al presidente de Convergència Democràtica, Jordi Pujol, minimizar el retroceso de CiU, que perdió 200.000 votos y un diputado, y catapultar los resultados en clave de victoria sobre el escenario político catalán. Admitió que un mal resultado de CiU hubiera debilitado a su Gobierno, pero aseguró que la mayor caída de los socialistas lo reforzaba.

No pudo decir, sin embargo, lo que la coalición nacionalista más ansiaba en estas elecciones: que CiU sería decisiva en Madrid, porque la mayoría absoluta del Partido Popular le dejó sin su principal capital en unas legislativas, la posibilidad de condicionar la formación del Gobierno de España.

El claro avance del PP en Cataluña y la mayoría absoluta de este partido en el conjunto de España tendrá sin duda consecuencias importantes en el Parlament de Catalunya. El PP ya no necesita a CiU en Madrid; por tanto, el principal aliado de CiU en la Cámara catalana ha quedado con las manos libres para dejar de apoyar a la coalición nacionalista y disputarle sin condicionantes la representatividad del electorado de derechas. CiU puede verse obligada a replantearse su política de alianzas en Cataluña para poder seguir gobernando desde la minoría y, de hecho, en las últimas semanas ya ha expresado su deseo de pactar con ERC en la nueva etapa que ahora comienza.

Pero el partido independentista ha realizado una campaña de claro distanciamiento respecto de CiU con el objetivo de arrebatarle una parte del electorado nacionalista. Desde esta perspectiva, los resultados de ERC no fueron ayer todo lo positivos que el partido independentista esperaba, pues aunque avanzó 1,5 puntos, sólo ganó 24.000 votos y se quedó, con un solo diputado, en el 5,6% de los votos en Cataluña.

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En el ámbito de la izquierda radical, los resultados de las legislativas han contribuido a clarificar el espacio que se disputaban de nuevo IC-V y EUiA a favor de la primera, que obtiene un diputado. Pero como ya ocurrió en las últimas municipales y autonómicas, en la pugna, los dos han perdido. EUiA, con el 2,2% de votos, no ha logrado representación en el Congreso pese a la bonificación que el pacto entre Joaquín Almunia y Francisco Frutos supuso para ella cuando no había participado en la Entesa de izquierdas para el Senado, y los ecosocialistas de Joan Saura han ganado la batalla por la representación de este espacio, pero han perdido 180.000 votos y un diputado.

Vicens Gimenez

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