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El hallazgo de hachas de 800.000 años cuestiona la teoría del aislamiento prehistórico de China Las herramientas, las más antiguas de Asia, afianzan la idea de una pauta cultural general

Unas hachas de piedra de hace 800.000 años encontradas en China pueden resolver un misterio de la paleoantropología: el supuesto aislamiento cultural del Extremo Oriente en la prehistoria. Son las hachas más antiguas halladas en Asia, nunca se habían encontrado piezas así en el Extremo Oriente y, además, tienen un gran parecido con las hachas africanas de hace hasta 1,5 millones de años, conocidas también en Europa hace 500.000 años. El hallazgo disuelve la barrera imaginaria que hasta ahora dejaba a los hombres del este de India al margen de la pauta cultural general.

Las herramientas son uno de los vestigios más importantes con que cuentan los paleoantropólogos para bucear en la cultura de los hombres prehistóricos. Son las muestras de su desarrollo tecnológico. Los más antiguos instrumentos de piedra conocidos tienen unos 2,5 millones de años, son extremadamente toscos y fueron hallados en África, la cuna de la humanidad. A juzgar por los rastros encontrados hasta ahora en los yacimientos, los hombres prehistóricos no fueron capaces de fabricar herramientas de corte avanzadas hasta hace 1,5 millones de años -estas piezas son también africanas-. Es lo que se llama la cultura achelense de modo II, caracterizada por tres tipos de piezas bifaces: hachas con forma de lágrima, hendedores y picos.En Europa hay piezas achelenses tipo II de hace unos 500.000 años. Sin embargo, en el Extremo Oriente no había aparecido hasta ahora vestigio alguno de esta cultura, lo que había llevado a los investigadores a aceptar una línea imaginaria, denominada de Movius, al este de India, más allá de la cual, misteriosamente, no habría traspasado esta cultura achelense. ¿Por qué? No había explicación convincente.

Hay que tener en cuenta que los hombres de hace 800.000 años en Asia eran Homo erectus, la especie que salió de África, los primeros emigrantes transcontinentales, hace en torno a dos millones de años.

Sin diferencias

Tal vez ahora no haga falta explicar ese aislamiento cultural del Extremo Oriente si la barrera de Movius se derriba con la nueva colección de herramientas descubiertas en el sur de China. Investigadores chinos y estadounidenses las presentan hoy en la revista científica Science. "No hay una diferencia esencial, ni biológica ni culturalmente, entre los grupos humanos primitivos en el Este y en el Oeste", afirma Huang Weiwen, paleontólogo del Instituto de Paleontología de Vertebrados de Pekín y colíder de la investigación, junto a Richard Potts, de la Smithsonian Institution (Washington).

Su conclusión es que hay que olvidar la vieja hipótesis de que por alguna razón el Homo erectus en Asia era menos hábil manualmente y, por tanto, menos inteligente y menos capaz de adaptarse que sus parientes africanos.

"Si esto se confirma, se resolvería uno de los mayores misterios de la prehistoria: por qué el achelense nunca pasó más allá de la India", comenta Juan Luis Arsuaga, codirector de las excavaciones de Atapuerca (Burgos).

Algunos investigadores habían propuesto explicaciones para el aislamiento cultural del Extremo Oriente: tal vez los Homo erectus de aquellas regiones eran hábiles, pero fabricaban sus instrumentos con materiales que no fosilizan, como madera o bambú. O, a lo mejor, los hombres que llegaron al Extremo Oriente salieron de África antes de que se inventara la tecnología achelense. La cultura puede desplazarse unida a un grupo humano que se lleva consigo el conocimiento en sus migraciones o por difusión cultural; es decir, aprendiendo del vecino.

Potts sostenía hace tiempo que en Asia había un achelense tipo II peculiar, una adaptación local, y que incluso las herramientas asociadas al célebre hombre de Pekín, de hace 500.000 años, eran tan achelenses como el africano, pero con formas propias.

También ahora, con las nuevas piezas, las peculiaridades cobran importancia. De hecho, ninguna de las herramientas chinas de hace 800.000 años presenta la característica típica del achelense tipo II, la forma de lágrima de las hachas. Esto sirve al experto Richard Klein, de la Universidad de Stanford (EEUU), para afirmar en Science que el nuevo hallazgo "no demuestra que el achelense estuviera allí o que hubiera una conexión cultural entre África y Asia". Pero reconoce: "Es importante porque demuestra que la gente de hace 800.000 años en China tenía herramientas tan avanzadas como las hechas en África".

El hombre europeo

En Europa se han encontrado bastantes herramientas achelenses modo II y las más antiguas tienen unos 500.000 años. Las nuevas hachas "también nos afectan a nosotros", afirma Arsuaga, "porque creemos que la más antigua industria europea contemporánea de esta China ahora presentada no es achelense". La industria europea más antigua que se ha descubierto es la de Atapuerca, asociada al Homo antecessor, que es el europeo más antiguo conocido.

Se trata, hasta la fecha, de una colección de unas 200 piezas, y entre ellas, dicen los arqueólogos de Atapuerca, no hay bifaces del tipo achelense modo II. ¿Llegó esta técnica a Europa con una segunda oleada de emigrantes? ¿La asumieron los habitantes del continente por difusión cultural? Todo parece indicar que en Europa no hay continuidad tecnológica entre hace 800.000 y 500.000 años. "Si se aclara ahora el misterio del Extremo Oriente quedaría por resolver el misterio europeo: ¿por qué el achelense no llegó a Europa hasta hace medio millón de años, si ya estaba en China hace 800.000 y en África hace 1,6 millones de años?", comenta Arsuaga.

Un meteorito que se convirtió en cantera

Un meteorito cayó en el sur de China hace 800.000 años. Explotó en el aire o impactó en el suelo. No quedan rastros de cráter allí, pero el bólido deforestó una zona extensa, provocó incendios cuyo rastro identifican ahora los paleontólogos que trabajan en la región de Guangxi Zhuang (junto a la frontera con Vietnam) y sacó a la superficie rocas muy útiles para hacer herramientas de piedra. La zona se convirtió en una excelente cantera para los hombres de la prehistoria, que se sirvieron de aquella materia prima para hacer los instrumentos que ahora presentan los científicos chinos y estadounidenses.

Además, aquel accidente cósmico ha permitido ahora a los investigadores datar con gran exactitud las piezas halladas, ya que los instrumentos de piedra han sido extraídos exactamente de la misma capa del suelo en que los geólogos encuentran tectitas (restos cristalizados de rocas fundidas por el meteorito).

Métodos avanzados de análisis radiométrico (que miden la desintegración radiactiva de minerales) han permitido a los expertos establecer la edad de la capa geológica en que han aparecido las hachas en 803.000 años, con un error de más o menos 3.000 años. Esto significa "la datación paleoantropológica más precisa en el este de Asia", afirma Richard Potts, de la Smithsonian Institution (EEUU).

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