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Tribuna:ELECCIONES 2000PATÉ DE CAMPAÑA AGUSTÍ FANCELLI
Tribuna
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La 'Haffner' de Santa Coloma

Un mitin socialista en Santa Coloma de Gramenet es a una campaña electoral lo que la Sinfonía Haffner al repertorio sinfónico: un clásico en posición central. Una y otra manera de deleitar a la audiencia observan en efecto estructuras muy parecidas. La Haffner ataca con un allegro vivace, fresco, poderoso, directo, confiado. Se trata de un movimiento que no emplea dos temas, como suele ser habitual, sino uno solo, lo que le confiere una brillante inmediatez. Pues bien, el mitin socialista de ayer en el polideportivo de Can Cisteré abrió con Manuela de Madre. Ella también es única y directa, como el tema inicial de la Haffner. Puede decir lo que le venga en gana, porque el tema no es lo que dice, sino ella misma, y la audiencia no se cansa nunca de volverla a escuchar. Ayer, esta mujer sinfónica empezó diciendo que la campaña iba camino de los nueve meses, que es lo que dura un embarazo, y que el parto sería el 12 de marzo. Aplausos. Luego metió un chiste. El de un señor de Amposta -¿por qué de Amposta?- que se encuentra una linterna mágica, la frota y aparece un genio al que le pide un deseo: una autopista hasta Hawai, pues al señor le da mucho miedo volar. El genio ve eso demasiado complicado, por lo que le invita a formular otro deseo menos complejo. El señor de Amposta, que a la cuenta también debía estar en campaña, le pide entonces una razón, una sola, para votar a Aznar. La respuesta del genio es una pregunta: "¿De cuántos carriles dice usted que quería la autopista?". El delirio.Terreno preparado para el andante, interpretado por el cuarto de la fila, digo de la lista, Martínez Fraile. Leonés adusto, repasó a los oponentes a base de motes: el Rato con Botas, Arias Malvado, Lady Bacon (por Isabel Tocino, je, je). Con Piqué le salió un pareado un poco soso: estilo pepé, estilo Piqué. No siempre uno puede estar ocurrente. A Mozart a veces también le pasaba. El minuetto, un tanto convencional, corrió a cargo de la número seis, Francesca Martín. Habló de que fueran a votar las tietes, las padrines, los padres y las madres. Qué gran fiesta, la de la democracia.

En fin, ya no quedaba sino el finale de Narcís Serra. Pese a que en la partitura el tempo viene marcado como presto, el cabeza de lista, mozartiano reconocido, empezó con cierta suavidad, explicando que la gente muchas veces le preguntaba si al realizar una campaña no se sentía fatigado. Pues, hombre, un poco sí. Pero añadió que en muchos lugares, sin buscarlo, recibía auténticas inyecciones de vitaminas para seguir adelante. Y ya desbocado se dirigía a la alcaldesa. "¡Manuela, cuando hablas eres dinamita!". Aplausos. "Ets una autèntica injecció de pa amb tomàquet!". El delirio. Y la gente salía del polideportivo de Can Cisteré como del Palau un domingo por la mañana: reconfortada por haber vuelto a escuchar un clásico.

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