Miles de iraníes piden la libertad del exministro reformista Nurí

Los casi 3.000 jóvenes que ayer abarrotaban el estadio Shahid Shirudí, en el centro de Teherán, aprovecharon el mitin del Frente de Participación (FP), grupo de la izquierda reformista que apoya al presidente Mohamed Jatamí, para reclamar la libertad del ex ministro del Interior Abdolá Nurí y de un reputado clérigo aperturista, Mohsén Kadivar, puestos fuera de la circulación por los sectores más conservadores del régimen.

Ambos se encuentran encarcelados en la prisión de Evin por promover la profundización de la democracia en Irán. La ausencia de Nurí (el hombre más votado en las pasadas municipales y uno de los colaboradores más estrechos de Jatamí) en estas legislativas ha dejado sin su candidato más popular a los reformistas. "Nurí, Kadivar, en libertad" coreaban una y otra vez los jóvenes, en su mayoría estudiantes de la Universidad de Teherán (pública) y de la Universidad de Azad (privada), mientras agitaban banderolas con el signo del partido o banderas de Irán. Tras un inicio de campaña gris, en el que ni conservadores ni reformistas habían logrado reunir a más de unas decenas de personas en sus primeros mítines, el de ayer del Frente de Participación constituyó el primer gran acto electoral en la capital iraní.Fue más bien un antimitin, pues el cartel estaba compuesto por tres aspirantes a candidatos cuya participación en las elecciones ha sido rechazada por el Consejo de Vigilancia, un órgano supervisor del Legislativo cuya actividad fue ampliamente criticada durante la asamblea.

Tras una breve intervención de Mohamed Reza Jatamí, hermano del presidente y cabeza de lista del Frente por Teherán, los organizadores dieron la palabra a los jóvenes para que plantearan preguntas a los candidatos fallidos, entre ellos Abbas Abdi, director del periódico Salam, cuyo cierre motivó las protestas de julio.

"No tengáis miedo de los insultos", pidió a los asistentes Reza Jatamí, ex viceministro de Sanidad y médico de formación, antes de pedir perdón a aquellos "hermanos y hermanas" que han sufrido ataques.

Desde antes incluso del inicio oficial de la campaña electoral el pasado jueves, la prensa iraní viene haciéndose eco de algunos incidentes aislados contra simpatizantes y oficinas del Frente. "Espero que los responsables y la policía actúen de forma decidida frente a los ataques", subrayó el hermano del presidente, víctima él mismo de una agresión durante un mitin celebrado el pasado lunes en Andimechk (provincia de Juzistán, al suroeste del país).

Pocas horas antes, a preguntas de EL PAÍS, el ministro del Interior, Abdolvahid Musaví-Larí, había quitado hierro al asunto. "No ha habido ningún caso especial; tal vez en algún momento, algún enfado, algo anecdótico que no supone ningún problema para el desarrollo de las elecciones", aseguró. Ante la mención de incidentes concretos, Musaví-Larí, que sustituyó a Nurí cuando en 1998 tuvo que abandonar el ministerio por un voto de castigo del Parlamento, afirmó que "las fuerzas de seguridad siguen el caso para determinar quiénes son los responsables".

Para las filas reformistas no cabe duda de que esos incidentes han sido provocados por los sectores duros del conservadurismo que temen quedarse sin sus privilegios si pierden el control de la Asamblea Consultiva Islámica (nombre oficial del Parlamento iraní).

[Por otra parte, las cinco mujeres candidatas del FP (de 424 mujeres que se presentan) expresaron su convencimiento de que alcanzarán uno de los 260 escaños en juego. "El islam le ofrece muchos derechos a las mujeres, pero la mayoría se quedan sólo en la teoría. Debemos suprimir éste y otros obstáculos que impiden el desarrollo de la mujer; en una sociedad dominada por los hombres, nosotras buscamos la igualdad de derechos", dijeron las candidatas].