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Reportaje:EMPRESAS» El Río Arte y HogarDatos de interés

Sensaciones de madera

La firma sevillana diseña muebles simples y audaces

Alejandro Bolaños

La caldera está llena de leña y la tripulación preparada para botar la nave. Tras cinco años de trabajo a puerta cerrada en los muelles del Guadalquivir, Luis de Castro y sus hombres están dispuestos a hacerse a la mar. A este ebanista toledano, que llegó a Sevilla hace 20 años, le gusta referirse a su empresa en términos marineros, aventureros casi. Y se entusiasma con "la filosofía" del taller de diseño y venta de muebles que patronea.La sociedad que crearon De Castro y Anselmo Valdés (directivo de Sevilla Equipo 28, un estudio de diseño y maquetación), El Río Arte y Hogar, es de dimensiones modestas y, como recalca el ebanista, con pretensión de "funcionamiento local". El Río ocupa una nave a orillas del Guadalquivir, muy próxima al puerto de Sevilla, en la que De Castro ha estado enseñando durante un lustro su oficio a la "marinería", que tras un fuerte entrenamiento ha quedado reducida a cuatro personas capaces de reproducir con una maquinaria sencilla los diseños del ebanista toledano.

"Queremos ser los clásicos del siglo XXI", indica De Castro como aproximación a su "filosofía". Los diseños de El Río son novedosos por volver a las líneas más simples. El respeto "a la materia prima" y a las formas naturales es el abc de la casa. En cualquier mueble, desde un rotundo arcón a las versátiles mesas de trabajo, la máxima es conjugar métodos tradicionales de elaboración con diseños que, por elementales, son rompedores. "Aquí, algunos han llegado y han salido disparados, hay mucho horror al vacío", explica. Otros muchos, sin embargo, quedan prendados con los muebles de El Río y pasan a formar parte de una fidelísima clientela.

La única estrategia comercial de El Río en estos años ha sido el boca a boca. De hecho, hasta hace muy poco, en la entrada de la nave no había señal alguna de que allí dentro se estuviesen haciendo muebles, y menos aún de que se vendiesen. Ahora la han pintado de azul y han puesto un mínimo cartel. De Castro ha preparado todo para el gran salto adelante, pero aun así expresa cierto temor a un ritmo demasiado elevado, "estas cosas tienen su tiempo". El ebanista no quiere perder, "ni ahora ni más adelante", el contacto con el cliente, "la satisfacción de saber a quién va lo que haces".

El azul también impera en el amplio taller de carpintería, que comparte espacio con una sala de exposición más pequeña. La combinación de colores suaves es otro de los rasgos distintivos de los muebles de El Río. "Lo que no puede ser es que llegues a descansar y relajarte, y que toda la casa siga dándote tanta información, tanta excitación visual", dice De Castro, que defiende la madera como la materia "más cálida, la que más serenidad transmite". Una sensación que se traslada al tacto: en las mesas, las estanterías, o las lámparas elaboradas en este taller sevillano no hay barnices, sólo ceras naturales.

De Castro ha puesto las bases de dos nuevas líneas de diseño para impulsar "la nave". En la serie 400 se rescatan las formas tradicionales de construcción, con muebles realizados en madera maciza (teka africana, caoba brasileña, nogal europeo). En la serie 2000 El Río ofrece un sistema de módulos que permite adaptar sus diseños a las necesidades de los clientes, aquí dominan las mesas de trabajo, las bibliotecas y los armarios, en los que se combinan las maderas nobles con tableros de fibra "mucho más consistentes que los conglomerados habituales". De este modo, se ahorra materia prima, algo que obsesiona al ebanista. "Aquel armario de allí se ha llevado un árbol entero", advierte.

El diseñador de muebles no oculta que los precios no son para todos los bolsillos -"aunque por debajo de otras casas de diseño", asegura-, y que la velocidad en la fabricación se sacrifica en favor de los acabados. El ritmo de producción no es ni será alto, si El Río mantiene su filosofía. Para poder hacer así las cosas, han ajustado al máximo los costes: trabajan de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, para aprovechar la luz natural de la inmensa claraboya del techo y han adaptado una maquinaria "muy elemental, de no más de cinco millones" a sus procesos.

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"Lo más importante ha sido formar a la gente", asegura De Castro, que se confiesa autodidacta y que recuerda que "antiguamente" había que tener al menos 18 años de aprendizaje para ser reconocido como maestro de carpintería. "Ya no encuentras a nadie con oficio".

ALEJANDRO BOLAÑOSDirección

Avda. de la Raza, nave 6.

Almacén 2.

41012 Sevilla.

Tef.: 954 62 72 72

Empleos

5

Facturación

15.000 millones

Producción

Diseño y venta de muebles

El Río ofrece un sistema de módulos que permite adaptar sus diseños a las necesidades del cliente

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