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Reportaje:

Vacunada contra anuncios perversos

Ginés Donaire

,"La publicidad debe ser información real y auténtica, sin alfileres ni repelos que pinchen y deformen nuestras actitudes; debe ser algo como el algodón, que no engañe". De esta manera tan televisiva finaliza el trabajo literario que, bajo el título La publicidad nos ataca, ha servido para que María Cerón Larrubia, alumna de cuarto curso de Secundaria del colegio Guadalimar de Jaén, recibiera de manos del ministro de Sanidad y Consumo, José Manuel Romay Becaría, el primer premio del concurso nacional en el que tenían que contestar a la siguiente pregunta: "¿Te influye la publicidad?".María, de Linares, tiene tan sólo 15 años, pero parece estar muy bien vacunada contra los mensajes publicitarios que recibe. Aunque reconoce que, como todas sus amigas, se traga un buen número de anuncios televisivos al día, asegura que su capacidad crítica está por encima de su fragilidad para caer en las redes de los publicistas. Al menos así lo demuestra en el trabajo premiado: "Hay, a mi modo de ver, una distinción social, a veces indigna y humillante; no aparece lo mismo ante nuestros ojos una ama de casa con el pelo revuelto diciendo que está harta de frotar y frotar que una brillante ejecutiva con portafolios y traje de chaqueta que avasalla a su paso; ni le ponen la misma cara de estúpido al dueño de la furgoneta de reparto que al maravilloso señor sentado tras la imponente mesa de despacho".

La mujer, según la joven premiada, es la principal víctima de los anuncios publicitarios. "Su imagen se asocia a la idea de belleza, ternura, fragilidad o seducción, y la del hombre con todo lo que es fuerza, energía, decisión y poder, lo cual es una discriminación para la mujer, que queda relegada a ocupar espacios que no promueven precisamente la igualdad entre ambos sexos".

Tiene claro que la publicidad es el peor antídoto posible para luchar contra la anorexia que afecta a miles de jóvenes como ella en todo el país. "La anorexia está hundiendo en el sufrimiento a miles de familias cuyos hijos pretenden conseguir, a cualquier precio y al más puro estilo griego, el tan traído y llevado canon de belleza", expone.

Con todo, María valora el ingenio y la imaginación de las empresas de publicitarias para captar la atención de los consumidores e incluso defiende anuncios que, como el del negrito del Cola Cao, ha ido perviviendo durante varias generaciones. A la hora de analizar el secreto del éxito publicitario se queda con la teoría que le exponía su abuela: "Me decía que a las personas les gustaban tanto los anuncios de la tele porque en realidad no eran más que una película muy cortita en la que el asesino se descubre muy pronto".

María bromea con sus amigas, en las horas de recreo, sobre el boom publicitario de la sociedad actual. En ocasiones juegan a ver quién se acuerda del anuncio más absurdo, algo para lo que no tienen que esforzarse mucho. "Intentan forjar en nuestra mente un modelo de vida, de gentes, de estética y de moralidad que, desgraciadamente, no tiene mucho que ver con nuestra propia realidad", indica.

Como María, otras seis compañeras suyas accedieron hasta la fase final del concurso en el que participaron más de 700 escolares de toda España. La directora del colegio, María Dolores García Valls, no oculta la satisfacción por un premio que llega cuando el centro cumple 25 años. El galardón ha consistido en un viaje de una semana para María y sus padres a Galicia. Y es que el ministro de Sanidad y Consumo también quiso hacer publicidad, en este caso de su tierra.

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