Sin golpe, pero con aguante
La experiencia acumulada por Francisco Labastida durante sus 37 años de trayectoria pública y cargos en la Administración le permiten una navegación segura por los intrincados vericuetos del sistema político mexicano, y del partido que fue régimen. Esa veteranía y conocimiento de la maquinaria le aportarán recursos y un determinante caudal de votos en la consulta presidencial del año próximo. Una de las numerosas biografías publicadas le compara con un boxeador: "No tiene punch, pero sí mucho aguante. Resiste golpes y emplea la técnica para responder, de manera fina. Se mueve por el centro. De alcance largo, prefiere los golpes rectos a la cara".Nacido en Sinaloa, Estado del que fue gobernador, fue subsecretario de Gobernación y Presupuesto (1979-1982), ministro de Energía, Minas e Industria Paraestatal (1982-86), y embajador en Portugal. Fue rescatado en 1994 por el entonces secretario de Gobernación de Zedillo, Esteban Moctezuma, que había sido secretario de Administración y Finanzas en el Gobierno de Sinaloa, y actualmente es su jefe de campaña. Labastida ha sido ministro de Agricultura y de Interior en el Gabinete de Zedillo, en el que arrancó como director de Caminos y Puentes Federales. Durante el ejercicio de su gestión pública coincidió con Carlos Salinas de Gortari, con el que tuvo fricciones.
José Ramón López Portillo, hijo del ex presidente, escribió en su tesis doctoral que Labastida "es un economista con inclinaciones más administrativas que ideológicas". El ganador del domingo no presenta el turbio pasado de otros políticos nacionales, ni una fortuna escandalosa. Casado en segundas nupcias, tiene cuatro hijos. No aplicaría cambios bruscos a las políticas económicas y sociales acometidas hasta ahora por Ernesto Zedillo. Sus detractores le acusan de no haber podido reducir significativamente los índices de delincuencia ni haber avanzado en la pacificación de Chiapas desde su puesto de ministro de Interior.
